Agradable, no es. Sam Davis es un joven que captó esta imagen cuando se encontraba en la costa de Delaware y, aunque en ese momento no tenía muy claro qué estaba pasando, al llegar a casa no tuvo dudas: una anguila escapa del interior de una garza en pleno vuelo. El ave probablemente agarró a la serpiente y la engulló, con la mala suerte de que esta no iba a rendirse fácilmente. Macabro, cuanto menos.
La nitidez de la imagen la debemos al teleobjetivo de largo alcance del joven, que se encontraba a más de 70 metros de animales. La teoría inicial que le vino a la mente fue que quizá la anguila había mordido o estaba enganchada del cuello de la garza. Cuando aterrizó en el agua todavía iban unidas, según le ha contado a ‘WordsSideKick.com’.
Precisamente este año, el ictiólogo de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) John Pogonoski publicó un estudio en la revista ‘Memoirs of the Queensland Museum’ sobre las anguilas serpientes. Detallaba cómo pueden excavar en las entrañas de los peces que las depredan, aunque en general no llegan muy lejos. Incluso hay casos en los que consiguen salir por el tracto digestivo.
Las imágenes se han estado analizando un tiempo y, aunque fueron tomadas en 2011, tan solo hemos sabido de ellas hace poco.
Del estado de ambos animales después de su ‘encuentro’, la revista ‘Live Science’ recoge las siguientes palabras de Pogonoski: “La garza posiblemente sobrevivió, no parecía muy molesta, pero dependería de qué tan bien cicatrizara la herida y si pudo evitar una infección. En cuanto a la anguila, sólo habría sobrevivido si se hubiera caído muy cerca del agua con una salinidad que normalmente podría tolerar.