¿Cómo estudian los océanos en la Plataforma Oceánica de Canarias?

  • Ubicada en Gran Canaria, PLOCAN monitoriza ecosistemas marinos y desarrolla energías renovables con un observatorio avanzado y un banco de pruebas oceánicas único.

  • Además, lidera proyectos europeos como H2Heat, enfocado en la producción y uso de hidrógeno para calefacción a partir de energías renovables marinas

  • El mar puede tener la respuesta del origen de la vida y la evolución del clima

El océano siempre ha sido objeto de fascinación para el ser humano. Estudiar el mar es una de las mejores oportunidades que tenemos para entender cómo funcionan los ecosistemas que habitamos y de qué manera los océanos influyen en el clima, la biodiversidad y el equilibrio del planeta. Cada corriente, cada ser vivo, cada rincón del fondo marino, nos permite comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos: su pasado, el futuro por venir y los cambios que nos afectarán como especie.

En España somos afortunados, ya que contamos con la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN), uno de los centros más avanzados de investigación marina en el mundo. ¿Cómo trabaja y qué recursos utiliza?

Un espacio privilegiado para la investigación oceánica

PLOCAN nació en 2007 con el objetivo de establecer una infraestructura avanzada para la investigación marina en el Atlántico. Su creación fue posible gracias a la colaboración entre el Ministerio de Educación y Ciencia y el Gobierno de Canarias, que vieron en este proyecto una oportunidad para potenciar la ciencia y la tecnología en un campo tan crucial como es el estudio de los océanos, aprovechando su ubicación privilegiada en la costa noreste de la isla de Gran Canaria, cerca de la dorsal mesoatlántica y otras formaciones geológicas submarinas.

“Lo que tenemos aquí es acceso al mar, al Océano Atlántico, y eso no es algo que se encuentre tan fácilmente”, cuenta Adriana García, Project Manager del Departamento de Energías Renovables de PLOCAN en un reportaje para Televisión Española. “Esa puerta al mar es aprovechada por muchísimas organizaciones, bien para probar sus dispositivos o para probar vehículos autónomos, sistemas de monitorización, observación”.

En tierra, PLOCAN es, en apariencia, un conjunto de laboratorios y oficinas de aspecto anodino desde el aire. Sus instalaciones cuentan con tecnología que facilita tanto el análisis de datos en tiempo real como el desarrollo de nuevos dispositivos y sistemas para la investigación marina. Cada rincón del centro está diseñado para impulsar la innovación: talleres donde se diseñan protótipos y laboratorios de biología marina centrados en estudiar los ecosistemas.

Lo realmente fascinante no está solo en lo que vemos a pie de tierra. La plataforma marina fija, a unos 30 metros de profundidad, es uno de los núcleos de su infraestructura. Aquí se realizan pruebas reales de tecnologías marinas en un entorno controlado. La base tiene capacidad para operar bajo el agua, conectada a la costa mediante líneas de energía y comunicaciones que permiten transmitir datos en tiempo real. A todos los efectos, es un laboratorio flotante donde se prueban dispositivos para generar energía renovable a partir de las olas o sistemas de monitoreo ambiental, con algunos de los sensores más avanzados que existen. Se estudia prácticamente todo para saber cómo se comportará el océano y la Tierra a décadas vistas: temperatura del ecosistema acuático, presión, salinidad, concentración de nutrientes y grado de contaminación, entre otras variables que apuntan a un futuro todavía por desentrañar.

Su banco de ensayos en alta mar es utilizado para evaluar cómo responden diferentes tecnologías en las condiciones cambiantes del océano: el viento, las corrientes y cada variable del entorno marino.

“Nuestro leitmotiv, por así decirlo, es luchar contra el cambio climático. ¿Y cómo lo hacemos? […] Invitamos a todos los desarrolladores de energías renovables marinas, a que vengan, que prueben sus dispositivos, que los testeen y que puedan convertirse en una realidad”, cuenta la experta. “Ahora mismo tenemos dispositivos que están produciendo energía eólica, otros que convierten la energía de las olas en corriente también, o a veces en presión, y que sirve para desalar agua. (…) También en ese banco de ensayos tenemos sensores”.