Erradicar bulos en el entorno familiar: "Nos cuesta mucho decir que algo es mentira"

  • Hay que evitar reenviar una información si no estamos seguros de su veracidad

  • Nos cuesta mucho desmentir a los conocidos y familiares, lo que complica la lucha contra la desinformación

  • Entrevistamos a Ruth Rodríguez Martínez, coautora del estudio y profesora de la Universitat Pompeu Fabra

Las personas de más de 60 años tienen buenas habilidades para identificar la información falsa, según un estudio realizado por la Cátedra Ideograma-UPF, YouGov y Facctmedia. Como los bulos suelen compartirse a través de redes sociales y medios tecnológicos, se creía que los usuarios mayores no tenían tanta capacidad para identificarlos. 

Esta investigación, sin embargo, ha logrado desmentir esta realidad: preguntados por cómo contrastarían una determinada información, el 51% de los encuestados sénior usaría las bases de datos oficiales, y casi un 48% consultaría una plataforma de fact-checking. Las fuentes menos fiables, como los amigos, internet y las redes sociales quedan en los últimos puestos.

El estudio también refleja una brecha de género: a las mujeres mayores les cuesta más identificar la desinformación. Y esto se debe también a que consultan menos las noticias y tienen, por lo general, menor nivel de estudios. Hay que considerar que ahora las facultades universitarias cuentan con más estudiantes mujeres que hombres, algo que ha cambiado en las últimas décadas.

El estudio también ha profundizado en la capacidad que tienen los verificadores de noticias para desmentir los bulos en este grupo poblacional. La conclusión es que tienen mucho éxito desmintiendo una noticia falsa, pero no tanto para confirmar que una información es verdadera.

Entrevistamos a Ruth Rodríguez Martínez, coautora del estudio y profesora del departamento de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra.  

Pregunta: ¿Qué podemos hacer para evitar que la desinformación crezca?

Respuesta: Una de las cuestiones que, por ejemplo, hemos visto con la reciente tragedia que ha ocurrido en Valencia es que es muy fácil difundir desinformación y toma más trabajo desmentirla. Y aplicaciones como WhatsApp nos permiten compartir la información de forma muy rápida a un gran número de destinatarios. Por tanto, lo que sí que aconsejamos es que se tenga la precaución de no compartir y, sobre todo, contrastar y utilizar fuentes fiables.

P: ¿Los grupos familiares pueden ser una fuente de bulos?

R: A veces la desinformación llega a través de conocidos y familiares y nos cuesta mucho desmentirlos. Es decir, nos encontramos que nos cuesta mucho decir a nuestros familiares más cercanos “perdona, esto es mentira, no sigas difundiéndolo”. Y eso genera conflictos también a nivel personal.

P: ¿Cómo puede alguien llegar a creerse una mentira?

R: La desinformación no actúa como un agente que, de repente, aparece en tu ordenador o en tu teléfono y solamente ocupa un espacio concreto, sino que son informaciones que van llegando poco a poco y que van creando unas narrativas que, al final, generan una especie de desconfianza. Y eso es lo que lleva, muchas veces, a creerse esa desinformación.

P: ¿Qué persigue la desinformación?

R: A veces, la desinformación está atacando justamente los pilares de los sistemas democráticos para proponer un sistema informativo alternativo en el que el único referente que te queda son estos emisores de desinformación. Es decir, más que hacerte creer una mentira, lo que hacen a veces es hacerte descreer ciertas cosas. 

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