Ya es posible ir a Alemania y regresar a España en un camión y que la huella de carbono sea mínima. De hecho, con el diésel renovable, que se consigue a través del aceite doméstico usado, se llega a reducir hasta un 90% por ciento, según informa Javier Villanueva. Por cierto, no es necesario cambiar de vehículo.
Con el depósito lleno, Luis Vieiro, conductor de un camión, pone rumbo a la ciudad alemana de Dortmund. Por delante, 3.400 kilómetros hasta que vuelva a Zaragoza.
Se trata de un viaje en el que apenas va a castigar el medioambiente puesto que ha repostado diésel renovable. Vieiro asegura que es "exactamente igual, no hay ninguna diferencia" respecto a si hubiese utilizado otro carburante.
El transporte por carretera es el responsable del 30% de los gases de efecto invernadero en nuestro país. Descarbonizar el sector pasa por factorías como la de Cartagena, donde su director, Antonio Mestre, subraya que no hay ni una sola gota de petróleo en la materia prima que utilizan para elaborar dichos combustibles renovables.
Idéntico al diésel convencional, es apto para camiones o coches sin necesidad de modificar el motor y elaborado a base de aceite de cocina usado. Éste llega en barco, se descarga y, por medio de unas enormes tuberías, se traslada hasta la planta de tratamiento.
Comienza así un complejo proceso industrial por el cual un litro de aceite reciclado se transforma en 750 mililitros de biocombustible. "La descarbonización del transporte es un objetivo claro para llegar a la neutralidad climática en 2050", señala Berta Cabello, directora de combustibles renovables de Repsol.
De momento, su precio todavía es diez céntimos más caro por litro. Las gasolineras que ya ofertan este producto sólo venden un 10% de diésel renovable.
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