Se ha convertido en un fijo en la mayoría de los hogares, ya que es raro el domicilio que no cuenta con conexión a internet. Hablamos del router, es decir, el enrutador que recibe la señal y la distribuye hacia los diferentes dispositivos que están conectados a la red.
Su configuración parece una tarea sencilla, aunque suelen ser las compañías que ofrecen el servicio las que se encargan de su instalación. No obstante, es un proceso que requiere atención al detalle si queremos que la red sea completamente segura y, sobre todo, eficiente. Tanto es así que existen errores recurrentes que no se deben cometer al configurar el router.
Así pues, entre los principales fallos que podemos cometer si queremos la mejor de las conexiones, podemos destacar los siguientes:
No cambiar la contraseña. Sin duda es uno de los errores más comunes… y críticos. Y es que muchos routers se comercializan con credenciales estándar que son bien conocidas por los ciberdelincuentes. No cambiarlas es como dejar la puerta de casa sin seguridad. Por lo tanto, es necesario establecer una contraseña fuerte que incluya una combinación de letras, números y símbolos.
Dejar activa la gestión remota. Otro de los problemas habituales se produce cuando los routers tienen activa administración remota por defecto. Esto supone que sea posible acceder a la configuración desde cualquier lugar a través de Internet. Por lo tanto, si no es necesaria esta funcionalidad, es recomendable deshabilitarla con el objetivo de reducir el riesgo de accesos no autorizados. Para ello habrá que acceder a la configuración del router y asegurarse de desactivarla. Y es que, en general, hay que optar por configurar de nuevo el equipo, ya que no siempre es necesario o adecuado lo que viene de fábrica.
Tener el firmware desactualizado. El firmware es el encargado de controlar el funcionamiento del dispositivo, de manera que los fabricantes suelen sacar actualizaciones que corrigen las posibles vulnerabilidades de seguridad. Por lo tanto, no actualizar el firmware del router puede dejar la red expuesta a peligros sin que haya necesidad de ello.
Colocarlo en un lugar inadecuado. Si bien es cierto que la mayoría de los routers no destacan por un diseño bonito que se integre con la decoración del hogar, también lo es que esconderlo o colocarlo en una zona inadecuada puede hacer que disminuya la efectividad. Así pues, ubicarlo en esquinas o detrás de objetos no es recomendable pues dificultará la recepción en caso de que la conexión sea inalámbrica.
Conectarlo cerca de otros dispositivos electrónicos. Relacionado con el error anterior encontramos el de elegir una ubicación en la que haya otros dispositivos que también utilicen la frecuencia de 2,4 GHz.
No ajustar la configuración del firewall. Los routers suelen integrar un cortafuegos para proteger la red contra accesos no autorizados. Sin embargo, muchos usuarios no configuran adecuadamente estas opciones o las dejan desactivadas. Por lo tanto, es importante activar y configurar el firewall para filtrar el tráfico entrante y saliente.
No monitorizarlo. Aunque no se trata de un error de configuración como tal, sí que es en su uso. Los routers no son máquinas que siempre proporcionan el mismo rendimiento. Así que es conveniente comprobar que se encuentra en buen estado y no está sobrecargado.
No revisar el registro de dispositivos conectados. Al igual que en el caso anterior, una vez que se ha configurado y se comienza a usar, es conveniente revisar regularmente la lista de los dispositivos que se conectan –siempre que exista esta opción en el router–. Esto ayudará a detectar si hay dispositivos desconocidos conectados, ya que podría darse el caso de que alguien esté accediendo a la red sin autorización. Si esto sucede, hay que cambiar la contraseña inmediatamente, así como considerar una actualización de las medidas de seguridad.
Optar por una red de invitados. Una opción avanzada es configurar una red de invitados para que los dispositivos”ajenos” no introduzcan algún malware.