Inteligencia Artificial: así la utiliza la policía y otros cuerpos de seguridad

Nuestro mundo ya no es exactamente el mundo que conocíamos hace algo más de año y medio, cuando empezamos a oír hablar con frecuencia de la inteligencia artificial y comprobamos cómo permeaba en nuestro modo de vida y se instalaba en el debate social.

Esta tecnología ha venido para quedarse, y así lo demuestran todas las ‘ayudas’ que proporciona en tareas muy distintas de la vida diaria. Desde chat GPT y su asistencia digital a chatbots que ejercen de recepcionistas digitales; desde la suplantación de identidad cada vez más avanzada e indetectable que utilizan los delicuentes en las nuevas olas de cibercrimen, al trabajo para desenmascararlos. La Policía no se ha quedado atrás en su uso de los algoritmos predictivos, y ya los utiliza con total normalidad en su trabajo diario.

Reconocerán tu cara y la analizarán

¿Cámaras que no solo graban un rostro, sino que lo analizan y buscan rasgos y patrones faciales en una base de datos gigantesca? ¿Un algoritmo que cruza datos biométricos de sospechosos en un banco de imágenes actualizado en tiempo real?

Parece de ciencia ficción, pero los cuerpos policiales ya llevan tiempo utilizando el sistema ABIS, una herramienta que permite comparar patrones faciales captados por cámaras de seguridad con una extensa base de datos de imágenes y cuyos límites no están exentos de polémica, ya que existe un miedo creciente a que esta tecnología y su algoritmo, Talos, se utilice como un sistema de vigilancia ciudadana a gran escala, no solo en el análisis de sospechosos y delitos graves. Ya sucede en China, con las calles infestadas de cámaras de seguridad que analizan millones de patrones faciales cada segundo y pueden localizar a cualquier ciudadano en cuestión de minutos.

Con todo, la potencial ayuda de esta herramienta, ahora y en el futuro, cuando esté todavía más desarrollada, es evidente para la policía: “Permitiría detectar la presencia de personas con medidas cautelares o condenas que les prohíben ingresar en ciertos lugares públicos, en el metro o en una localidad específica”, explican en Jurispol. Otro escenario en el que ya se ha testado son los grandes eventos, para identificar sospechosos sin tener que interrumpir la experiencia del público.

La IA ya se puede utilizar en el análisis de ADN en crímenes, resolución de casos de robos, análisis grafológico, verificación de la autenticidad de documentos; también para desenmascarar falsas identidades gracias al reconocimiento de voz que los propios delincuentes utilizan para suplantar identidades. Con todo, llega incluso más allá, según se deduce de los últimos avances que la policía utiliza en su trabajo diario. Si el reconocimiento facial ya permite identificar sospechosos en investigaciones de audio (una llamada de extorsión, por ejemplo), también es capaz de reconocer ciertas emociones y analizar los patrones de voz, los microgestos y las señales fisiológicas de alguien que esté declarando en un juicio o un interrogatorio. El famoso polígrafo, ya un cliché del cine americano, llevado al puro y simple trabajo de campo. Real. Ahora, entre nosotros.

Pre-crímenes del presente

Lo que Philip K. Dick y sus predictores de crímenes trajeron a la historia de la literatura de anticipación, la IA lo está llevando a los métodos de la Policía Nacional y los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.

Esta tecnología ya se emplea con buenos resultados en la llamada resolución predictiva, una metodología que utiliza datos históricos y algoritmos para prever dónde y cuándo es probable que ocurran delitos y desplegar los recursos de una manera más efectiva. Como explican en Jurispol, las herramientas de mapeo delictivo permiten identificar zonas de alto riesgo, mientras que la predicción de ‘identidades delictivas’ y vulnerables ayuda a anticipar quiénes podrían ser esos perpetradores o víctimas de delitos en el futuro. Un ejemplo perfecto es el sistema Viogen, el estándar en los casos de violencia de género.