Con la llegada del calor, tener nuestra casa preparada para sobrellevarlo es fundamental. No hay nada como entrar por la puerta y que el frescor de nuestro hogar nos reciba después de una larga jornada al sol. Sin embargo, no todas las familias cuentan con las suficientes posibilidades para mantener sus viviendas a una temperatura adecuada. Sobre todo las que se encuentran más al sur de la península.
A medida que finalizamos mayo ya podemos anticipar lo que nos espera en verano: la Agencia Estatal de Meteorología avisa que se prevé que sea muy caluroso en las distintas partes del país. Por ello, de la mano de Roberto Gómez, profesor de Economía de la Universidad Europea y experto en energía, te proponemos una serie de consejos para asegurarte que tu casa estará lo mejor adaptada posible a las altas temperaturas.
La tecnología es una gran aliada en los momentos más calurosos, pero para conseguir la ‘combi completa’ no debemos olvidar los trucos tradicionales, los que hacía nuestra abuela. No solo sentiremos más frescor, sino que nuestro bolsillo también nos lo agradecerá (y el medio ambiente, no nos olvidemos de él).
Cuando el sol esté en su punto álgido, debemos bajar las persianas, echar las cortinas y desplegar los toldos (en caso de que se tengan). Y es que la mayor parte de la transmisión de calor es por radiación. “El sol atraviesa el cristal e incide sobre un mueble o el suelo, aumentando así la temperatura, por lo que frenar la radiación es prioritario antes de plantearnos encender el aire acondicionado”, explica el experto.
Cuando queramos ventilar, "debemos hacerlo durante las primeras horas de la mañana o las noches", es decir, cuando el sol aún no esté arriba para aprovechar las horas más frescas.
Los aires acondicionados son uno de los dispositivos que más solemos usar cuando las olas de calor nos poseen. Si estás pensado en adquirir uno nuevo, bien porque no tengas o porque la vida útil del que tenías se ha acabado, Roberto Gómez nos hace una serie de recomendaciones para elegir la mejor opción.
“Es muy importante guiarse por la eficiencia energética de los dispositivos, sobre todo si se usa mucho”. Optar por una eficiencia alta significa que la energía eléctrica consumida va a ser menor y el efecto de producción frio-calor máximo. Ahorraremos en energía a la vez que se disminuyen los impactos ambientales asociados a él.
Para entender la eficiencia energética de los dispositivos “hay que mirar su etiquetado, es muy visual”. Va en escala de escala de la ‘A’ a la ‘G’, con una gradación de colores del verde al rojo, siendo la A en verde la de mayor eficiencia.
A pesar de ello, Gómez recuerda que, si el equipo está funcionando bien y se utiliza de forma muy esporádica, no tiene sentido renovarlo. “Uno nuevo te va a suponer unos 1.000€ y para recuperar ese dinero en ahorros de energía serían muchos años”. A lo que añade: “en cuanto no funcione, si se debe ir a por eficiencias máximas”.
“Un ventilador también es una buena opción, tienen un consumo energético muy bajo y su efecto es más saludable”, indica el experto en energía. A lo que añade: “Los aires acondicionados que tenemos en la mayor parte de las viviendas no renuevan aire, sino que lo único que hacen es enfriarlo. Ese proceso baja la humedad y se nos secan las mucosas”. Por lo que seremos más propensos a coger un catarro o un resfriado.
“Si con el ventilador conseguimos alcanzar un grado de confort razonable, primero elegir ventilador antes que el aire acondicionado”, concluye Roberto Gómez.
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