La historia de Pablo Álvarez: el trayecto desde un pequeño pueblo de León a la Luna
Su próxima misión es subirse a un cohete que alcanzará los 28.000 kilómetros por hora con rumbo a la Luna
Pablo asume que es normal tener miedo y que el escenario que se le plantea ahora es "casi inimaginable"
Pablo Álvarez, el primer astronauta español en más de tres décadas: "Supe que quería serlo a los cuatro años"
Pablo Álvarez Fernández se ha convertido esta semana en uno de los personajes más relevantes de la actualidad. Ahí es nada graduarse como el primer astronauta español en 31 años. Sara Bernardo, Antonio Valverde y M. Blanco han hablado con él para Informativos Telecinco.
Pablo es uno de los integrantes de la nueva promoción de astronautas de la agencia europea. Antes del 2030, viajará al espacio en una nueva misión. Pablo es un ingeniero aeronáutico de 35 años y su vocación despertó en una pequeña aldea de León dónde pasó los veranos de su infancia.
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Todo comenzó en un pequeño pueblo de León
El protagonista de esta historia veía desde que era bien pequeño extasiado la luna desde Sabugo, un pueblecito de León. Según cuenta él con una sonrisa, en verano podía disfrutar de unos cielos espectaculares porque "no hay nada de contaminación lumínica", y también le había inquietado o "decepcionado" el hecho de que solo 12 personas hubieran pisado la luna.
Ayer, en la graduación en el discurso del español no faltaron palabras de amor para Sabugo. Sus paisanos, que escucharon el discurso, están muy contentos y son conscientes de que el futuro de Pablo es fruto de un gran esfuerzo.
Pasos previos a su primer día como astronauta
El propio treintañero es consciente de todo lo que ha tenido que pasar para llegar a dónde está: aprender idiomas, entrenamientos de supervivencia (tanto fuera como dentro del agua), y mucho más. Hoy ya forma parte del equipo de la Estación Espacial Internacional.
Pablo desvela que sus próximos planes son que una capa de tres milímetros de aluminio le separe del vacío del espacio. También, explica que la idea principal de su misión es que se suba a un cohete que alcanzara los 28.000 kilómetros por hora y poner rumbo al satélite terrestre: la Luna.
Pablo asume que es normal tener miedo y que el escenario que se le plantea ahora es "casi inimaginable". Sin embargo, sus vecinos están convencidos de que lo logrará y desde ahí podrá ver el pequeño pueblo donde comenzó todo, en el que hoy tiene una placa con su nombre y una dedicatoria que dice: Nos pusiste la Luna en la mano y nos enseñaste a luchar por los sueños
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