Era 13 de abril de 1970 cuando el centro de control espacial de Houston, Texas, recibió estas duras palabras: "Houston tenemos un problema". La anomalía que se había registrado en la misión Apolo 13 acabó convirtiendo el viaje a la Luna en una verdadera odisea.

Fue el astronauta Jack Swigert quien pronunció estas palabras dos días después de que la nave despegara, desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida. En una situación interestelar que transcurría con normalidad, toda la normalidad posible que puede haber en el espacio, se encendió una luz de advertencia en el panel de control de la nave.

El aviso iba acompañado de un estallido, que resultó ser la explosión de los tanques de oxígeno en el módulo de servicio. "Bien, Houston, hemos tenido un problema aquí", y es que sin la principal fuente de oxígeno la misión se enfrentaba a un gran dilema. Además, la nave quedó ciertamente destrozada:

"Aquí Houston. Repita, por favor", fue la contestación del ingeniero aeronáutico Jack Lousma en Houston. Seguidamente, el comandante de la misión, Jim Lovell, repitió. "Eh, Houston, hemos tenido un problema". Mientras la comunicación entre la Tierra y el espacio parecía no tener demasiado problema, en la nave una gran cantidad de luces se encendían como señal de haber perdido dos de las tres fuentes generadoras de energía. Los tanques destruidos eran de naturaleza "imprescindible" para la supervivencia de los astronautas en la misión. El comandante James (Jim) Lovell Jr., el piloto del módulo de mando John Swigert Jr. y el piloto del módulo lunar Fred Haise Jr, eran los tripulantes del Apolo 13.

En Estados Unidos, como consecuencia, la NASA abandonó sus ansiados planes y el tercer alunizaje tripulado tuvo que posponerse para otro momento. Los ingenieros que estuvieron involucrados en la operación se volcaron en buscar una solución de emergencia y el objetivo se convirtió en poder traer a los astronautas sanos y salvos a la Tierra.

Imagen de aquel momento en el Centro de Control de Houston:

El reto fue logrado con creces y a pesar de la complejidad de la situación, los astronautas y el equipo de control en la Tierra trabajaron juntos para encontrar una solución a este problema inesperado y urgente. La operación de rescate consistió en utilizar el módulo lunar Acuario como bote salvavidas y en aprovechar la inercia del paso por la órbita lunar para conseguir velocidad y poder alcanzar la Tierra.

El fracaso de la misión lunar terminó siendo un éxito de la historia espacial al conseguir que los tres astronautas volvieran vivos a la Tierra.

Desde entonces, las frases de Swigert y Lovell: "Houston, tenemos un problema", se ha popularizado, usándose para manifestar de manera informal del surgimiento de un problema imprevisto. Además, esta frase ha sido la protagonista de películas como la de 1995 Apolo 13

Hoy, la ciencia y la tecnología han dado pasos agigantados y los planes son otros. “Nuestro objetivo hace 50 años era salvar a nuestra valiente tripulación después de enviarlos alrededor de la Luna y devolverlos a salvo a la Tierra”, dijo el administrador de la NASA Jim Bridenstine en 2020. “Nuestro objetivo ahora es regresar a la Luna para quedarnos de manera sostenible. Estamos trabajando arduamente para asegurarnos de que no necesitemos responder a este tipo de emergencia en Artemisa, sino de estar preparados para responder a cualquier problema que no anticipemos”.

Las próximas misiones de la NASA son: conseguir un 2025 de misión tripulada "Artemisa 2" (que debe sobrevolar la Luna con cuatro tripulantes), y un 2026 con la misión "Artemisa 3" que enviará astronautas a la superficie lunar por primera vez en más de 50 años.

El espacio sigue siendo un área desconocida, pero los expertos cada día están más cerca de ella.

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