Cuando el ingeniero químico Robert Langer y otros tres colegas fundaron la compañía estadounidense de biotecnología Moderna para desarrollar terapias y vacunas con ARN mensajero, "muchas personas de la comunidad científica y de la prensa nos criticaron, tanto a mí como a la empresa, y dijeron que esto nunca funcionaría", recordaba hoy Langer al ser investido doctor honoris causa por la Universidad Alfonso X el Sabio de Madrid. Y el tiempo le dio la razón, como pudo demostrar en el desarrollo de la vacuna de Moderna contra la covid-19, para la que usó el ARNm.
Langer es uno de los científicos más citados de todo el planeta, y en sus más de 50 años de carrera es considerado el padre de la liberación inteligente de fármacos por el desarrollo de materiales biomiméticos (polímeros, nanopartículas o chips) que posibilitan la distribución controlada de fármacos por el cuerpo humano, como el ARN mensajero.
En su discurso en la UAX, Langer se ha remontado a los orígenes de su vocación. “Cuando terminé la carrera de ingeniería química en 1974, recibí muchas ofertas de trabajo para incorporarme a empresas petroleras, que es lo que hacían entonces la mayoría de los ingenieros químicos. Pero yo soñaba con utilizar mi formación para mejorar la salud de la gente”.
Autor de más de 1.500 artículos científicos y 16 libros, además de ampliamente reconocido por su contribución al tratamiento de enfermedades como el cáncer, entre las innumerables aportaciones de Langer a la investigación destaca su papel en el campo de la ingeniería de tejidos y la medicina regenerativa, lo que ha permitido crear piel artificial para pacientes con quemaduras o úlceras cutáneas.
Su trabajo ha ayudado a mejorar la vida de millones de personas en todo el mundo, como detalla María José Alonso, madrina de su investidura en la UAX: “Su contribución va mucho más allá de la ciencia, los avances científicos que ha logrado, y que ha conseguido transformar en productos de los que nos estamos beneficiando”.
La investidura como doctor honoris causa es una de las ceremonias más antiguas de las universidades -data del siglo XV-, y una de las máximas distinciones de las instituciones académicas: "Es bueno combinar todas las innovaciones, los modelos makers, la interdisciplinariedad, las nuevas formas de comunicación… con esa liturgia antigua de reconocimiento a las grandes figuras de los claustros internacionales”, explica Isabel Fernández, rectora de la Universidad Alfonso X el Sabio.