Una investigación pionera en Europa que realizan dos universidades españolas para tratar a niños con trastorno del espectro autista ha dado como resultado la creación de un robot llamado Pepper que les ayuda a reconocer y mejorar sus emociones. Y los resultados, dicen, son sorprendentes.
Se conocieron hace 3 meses, y ahora Pepper le dice a Benji que se alegra de volver a verle". Y Benji responde con una sonrisa y reconoce que desde entonces nos hemos hecho muy amigos". A través del juego, cada uno aprende del otro. Como adivinar animales con pistas. Poco a poco, Benji ejercita su capacidad de iniciativa.
Vicens aprende de Pepper a reconocer gestos y emociones. Detrás del espejo sus familiares y los de Benji ven la evolución de sus hijos. Y han notado que empatizan más, tienen más calma, congenian más y son menos rígidos.
Todos ellos llevan una pulsera que detecta el nivel de sudoración y la variabilidad cardíaca para saber así los cambios que se producen en el nivel de estrés y esos datos se integran con los gestos de la cara para detectar una emoción primaria. De ese modo Pepper sabe cómo comportarse en cada momento con cada uno de sus amigos.
Todo se graba y se analiza por profesionales de varios ámbitos, desde ingenieros pasando por informáticos, médicos, psicólogos, de manera coordinada, según señala Eduardo Fernández, directos del instituto de Bioingeniería de Elche. Y aprovechando virtudes de la inteligencia artificial que permiten a niños con trastorno del espectro autista superar sus dificultades. En el caso de Víctor aplomo y lucidez para ponderar cómo un estudio de este tipo ayudará a más gente. "Me gusta también venir por eso".
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