Pues para aquellos que aún se atreven a negar la emergencia climática, recogemos el testimonio de dos científicas españolas que acaban de regresar de la Antártida. Allí han estudiado el impacto del cambio climático en los polos junto a otros investigadores internacionales. Y lo que se han encontrado confirma los peores augurios. Es realmente inquietante.
La ecóloga Zaida Ortega y la ingeniera mecánica Hilde Pérez, de la Universidad de León, quedaron sorprendidas a su llegada a un continente vital: "Estamos llegando a la península antártica. ¡Es precioso, la luz es increíble!", señalaban en uno de los vídeos que grabaron. Acababan de pisar un territorio remoto y aparentemente virgen: "Es un lugar donde no se ven huellas humanas", precisa Ortega.
El hielo de la península antártica almacena el 90% del agua dulce que poseemos. "Tiene una especie de efecto de enfriamento del resto del planeta", indica Pérez. Tanto ella como Ortega forman parte de una expedición internacional de mujeres investigadoras -en la que hubo cuatro españolas-: "Un programa de liderazgo para mujeres en ciencia y tecnología".
La expedición tuvo que cambiar su ruta -"no llegó tan al sur como podría haber llegado"- por el deshielo anticipado para noviembre. Porque el calor que ellas también pasaron es ya habitual: "Sobraba toda la ropa que llevábamos".
En medio siglo, tres grados más en la península antártica: "Hay que tomar nota ya", agrega Pérez. Un calentamiento que mató a 10.000 crías de pingüino emperador: "Por el cambio climático porque hay menos hielo".
Por eso importa lo que se decide a 12.000 kilómetros en la cumbre mundial del clima: "Falta elevar el nivel de decisión". Hay que frenar el calentamiento para preservar este santuario desde donde late la Tierra: "Nos hemos convertido en embajadoras de la Antártida, es el corazón del planeta".
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