Un nuevo iceberg de tamaño colosal se ha desprendido de la Antártida en enero de 2023. Lo ha hecho en una zona de 150 metros de espesor: la plataforma de hielo Brunt, que se encuentra muy cerca de una de las bases de investigación más importantes del continente austral, la conocida como Halley, perteneciente al British Antarctic Survey (BAS).
El domingo 22 de enero, una marea viva terminó de romper la plataforma de hielo Brunt en la Antártida al extender una larguísima y profunda grieta a la que los científicos se refieren como Chasm-1, lo cual dio lugar a la formación de un nuevo y colosal iceberg, que tiene alrededor de 1.550 kilómetros cuadrados, el tamaño de Gran Londres.
Hace una década, los científicos del BAS descubrieron un área plagada de grietas en la plataforma de hielo Brunt y, desde entonces, estas no han hecho más que crecer. Esta es la segunda vez en los últimos dos años que se rompe y desprende un iceberg.
Por ahora, la formación del iceberg no ha provocado ningún incidente en la estación de investigación BAS Halley, aunque no es la primera vez que los científicos de la base sufren un susto. En 2016, el personal tomó la precaución de reubicar la estación 23 kilómetros tierra adentro de Chasm-1, cuando las grietas comenzaron a ensancharse.
En 2017 se decidió además que los investigadores solo se trasladasen a la base de la Antártida en el verano austral, de noviembre a marzo.
Actualmente, hay 21 miembros de BAS en la estación Halley realizando los trabajos necesarios para garantizar los suministros de energía y las instalaciones que mantienen los experimentos científicos operando de forma remota durante el invierno. El 6 de febrero un avión los recogerá para garantizar su seguridad.
"Las mediciones de la plataforma de hielo se realizan varias veces al día utilizando una red automatizada de instrumentos GPS de alta precisión que rodean la estación. Estos miden cómo se deforma y se mueve la plataforma de hielo, y se comparan con imágenes de satélite de la ESA, la NASA y el satélite alemán TerraSAR-X. Todos los datos se envían a Cambridge para su análisis", dice en un comunicado Dame Jane Francis, directora de BAS.
Esto permite conocer lo que sucede en la Antártida incluso durante el invierno, cuando no hay personal en la estación y la región se encuentra a oscuras las 24 horas, con una temperatura que cae por debajo de -50 grados centígrados.
"Se esperaba este evento de parto y es parte del comportamiento natural de la plataforma de hielo Brunt. No está relacionado con el cambio climático", ha aclarado Dominic Hodgson, glaciólogo de BAS.