El mundo ha dado un paso más respecto al trasplánte de órganos de animales a humanos. Una empresa de Estados Unidos, eGenesis, ha mantenido con vida durante más de dos años a un primate al que extirparon ambos riñones y trasplantaron uno de cerdo. Asi lo recoge el estudio publicado este miércoles en la revista 'Nature'. Según el documento, otros cuatro ejemplares sobrevivieron más de un año con la misma intervención, en la que los investigadores modificaron genéticamente a los cerdos donantes. Hay esperanza de que pronto lleguen los ensayos clínicos en personas.
Mike Curtis, presidente y CEO de la entidad que lideró el estudio, ha señalado en rueda de prensa: "Estos resultados no tienen precedente. Significan un paso adelante monumental hacia conseguir la compatibilidad humana". El experto ha añadido: "Los datos son cruciales para hacer avanzar a nuestro candidato a donante de hígado porcino hacia los ensayos clínicos -en humanos-". Desde eGenesis trabajarán en ell durante los "próximos meses" junto a la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA).
Los xenotrasplantes, como son denominados los trasplantes de animales a humanos, suponen una opción enorme para erradicar la crisis de la falta de órganos en el mundo, lo que acarrea que 19 personas mueran al día solo en Europa, pero todavía no se han realizado ensayos con personas en estudios protocolarizados. España es un referente de trasplantes y el año pasado lo cerró con casi 5.000 personas esperando donante. En toda Europa, la lista de espera asciende a 60.000 personas. Y en EEUU se eleva por encima de las 100.000.
Este riñón innovador, presentado en el estudio de 'Nature', presenta un total de 69 ediciones genéticas realizadas con la herramienta CRISPR-Cas 9, un hito sin precedentes en el campo. De todas ellas, 10 se han destinado a "humanizar" el órgano, eliminando tres genes porcinos problemáticos e introduciendo siete humanos. El objetivo principal era, mediante estos cambios, conseguir que el sistema inmune de los primates no identificara al organo ajeno como un cuerpo extraño y lo atacara.
Pero la "humanización" de los riñones, no obstante, no ha evitado que los monos requieran tratamiento inmunosupresor, para evitar el rechazo (algo común e imprescindible en trasplantes entre humanos). Estos tratamientos pretenden suavizar la respuesta del sistema inmune de quien recibe el riñón para una correcta adaptación del órgano en el cuerpo del trasplantado. Esta regulación no puede ser excesiva: si se debilitan demasiado las defensas del paciente, podrían aparecer infecciones y otros problemas que podrían representar una amenaza para su vida.
Las tentativas hasta este momento de xenotrasplantes que lograron una supervivencia prolongada en primates estuvieron acompañadas de una medicación muy intensa como para aplicarla a nivel general. Pero este nuevo estudio ha cambiado el paradigma y por primera vez se ha conseguido que un primate supere los dos años de vida en un postrasplante, con una supresión compatible con los estándares requeridos en personas.
Los 59 cambios restantes han servido para eliminar cualquier posibilidad de una infección del receptor con virus porcinos, inactivando las secuencias genéticas sospechosas de poderla favorecer. "Se trata del único estudio preclínico en el campo que ha evaluado a donantes" que cargaban con tantas modificaciones, explica en un correo a La Vanguardia Wenning Qin, supervisora del estudio, quien destaca que además han conseguido "la mayor supervivencia documentada con un régimen inmunosupresor traducible a la clínica".