El legado de Steve Jobs, doce años después de su muerte: su decisión de no dejar herencia a tres de sus hijos

Doce años han pasado ya de la marcha de Steve Jobs. Con su muerte, el que fue considerado por muchos como el Thomas Edison del siglo XXI dejó huérfanos a los suyos. Concretamente a su mujer Laurene, a la descendencia que tuvo con ella (la que conformaban Reed Paul, Eve y Erin Sienna), y a Lisa Brennan, una hija de una relación anterior cuya paternidad tardó años en reconocer. Pero su ausencia también la sufrió Apple, ese emporio que se gestó en el garaje de su casa de Los Altos, California, y que aún disfruta del legado de haber tenido a este genio como consejero delegado, puesto que desde entonces ocupa Tim Cook.

Desde que fue diagnosticado de un cáncer de páncreas en 2004, siete años antes de su fallecimiento, Jobs y su entorno más cercano ya sabían que su salud era delicada. En 2009 se sometió a un trasplante de hígado con esperanzas de mejorar, algo que no logró impedir que aquel tumor que nunca paralizó su inquietud profesional fue derivando en una metástasis que finalmente, un 5 de octubre de 2011, acabó con su vida.

Toda muerte trae consigo una herencia más o menos cuantiosa. La de Steve Jobs, sin embargo, implicaba un extra de complejidad. En el momento de su fallecimiento, su fortuna estaba calculada en 10.200 millones de dólares. Gran parte de este valor lo aportaban sus 5,5 millones de acciones de Apple y las 138 millones de acciones de Disney (el 7% de la compañía) que tenía en su poder. Y las únicas dos beneficiarias de este legado que hoy se ha multiplicado por cinco fueron su viuda y su hija mayor.

El caso concreto de Lisa Brennan-Jobs

El hecho de poner a Lisa Brennan en esta posición fue una forma de compensar el rechazo que sufrió por parte de su padre durante sus primeros años de vida. Cuando ella nació, Steve Jobs tenía 23 años. Su llegada había sido fruto de una relación de juventud con la artista Chrisann Brennan. Y en su primera infancia, a pesar de que existía una prueba de ADN que confirmaba su filiación, el que terminó siendo un dios de la informática rechazó darle todo apoyo financiero y emocional.

Con los años se reencontraron. Y aunque fue complicado superar aquel trauma, Lisa aseguró en sus memorias, publicadas en 2018, que había terminado perdonándole. La situación de sus hermanos pequeños, sin embargo, nada tiene que ver con la suya. Ni la que vivieron con su padre en vida ni la que tienen después de perderle.

Al poner de heredera a su madre, a Laurene, se daba por hecho que esa billonaria cantidad de dinero se repartiría con los tres hijos que tuvieron en común una vez ella fallezca. Pero parece que la intención tanto de la viuda como la del que fue su marido era muy diferente a esta. "No me interesa construir sobre el legado de una herencia y mis hijos lo saben. Steve no estaba interesado en eso. Si vivo lo suficiente, esa herencia se terminará conmigo", alegó en 2020 en unas declaraciones para el New York Times.

La decisión de Steve Jobs con el resto de sus hijos

¿Por qué ha tomado esta decisión? La respuesta la dio en esta misma intervención, donde dio dos razones de peso con las que consiguió convencer a la mayoría. La primera, su deseo de invertir todo ese dinero en causas benéficas, no en ampliar su fortuna. Consciente del impacto que el legado de Steve Jobs puede tener en cuestiones filantrópicas, Laurene se ha encargado de financiar proyectos educativos y medioambientes durante estos doce años a través de las fundaciones Waverley Street Foundation y Emerson Collective.

El segundo motivo, este más personal, tiene que ver con la educación que tanto ella como Steve Jobs quieren dar a sus hijos, a los que Laurene sigue estando muy unida. Según ella, recibir de la noche a la mañana una cantidad de dinero como la que percibió ella sin un fin concreto más que gastarla "no es justo" . Ella considera que tanto Reed, que a sus 32 años es un oncólogo de prestigio, como Erin, que ejerce de arquitecta y diseñadora, o Eve, la menor, que aunque se formó en ciencias y tecnología está despuntando como modelo, ya han prosperado lo suficiente como para necesitar ese dinero. Los tres no solo están de acuerdo con esta decisión, sino que es habitual verles apoyar a su madre en muchos de los actos organizados por sus fundaciones.

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