Aunque la nomofobia no está considerada como una patología o un trastorno del comportamiento, cada vez se habla más de este miedo irracional a no tener acceso al teléfono móvil. Y no es de extrañar si se tiene en cuenta el tiempo que cada día pasamos pendientes del smartphone.
Estos dispositivos se han convertido casi en un apéndice más para muchas personas, que los emplean constantemente para comunicarse con los demás o para estar al tanto de lo que sucede en las redes sociales. Por lo tanto, despojar de ellos a una persona que tiene dependencia puede llegar a provocar algunos síntomas similares a los de cualquier otra adicción.
El término que hace referencia a este miedo proviene del inglés “nomophobia”, o lo que es lo mismo “no” (como artículo de negación), “mo” (mobile phone o teléfono móvil) y “phobia” (fobia o miedo). Este miedo a no tener el teléfono móvil a mano aún no está recogido por el diccionario de la Real Academia Española, pero su significado es muy claro.
¿Cuáles son los síntomas de la nomofobia?
Una persona nomofóbica no solo se siente insegura cuando no tiene acceso a su dispositivo móvil, sino que además esta falta le puede provocar incluso trastornos físicos. En cuanto a los síntomas que pueden alertar de estar experimentando episodios de nomofobia, hay que poner atención en los siguientes:
Ansiedad ante la falta de señal. Si una persona se siente ansiosa o incómoda cuando no tiene señal o acceso a internet.
Necesidad constante de mirar la pantalla, aunque ello suponga no realizar otras actividades relevantes.
Desconexión social. Cuando se prefiere interactuar con el teléfono en lugar de con las personas y se siente que la vida social gira en torno a las redes sociales y las aplicaciones de mensajería.
Uso continuo hasta en los momentos en los que su empleo puede poner en peligro la integridad del individuo.
Falta de descanso por un uso excesivo. Si se roban horas de sueño y el tiempo para dormir resulta insuficiente.
Evitar los desplazamientos a lugares donde no haya cobertura.
Angustia extrema ante la pérdida o daño del teléfono. Si la idea de perder o dañar el teléfono causa una angustia intensa y disruptiva en la vida cotidiana, esto podría ser un indicador de nomofobia.
Si se observan algunos de los síntomas apuntados anteriormente, es posible que la dependencia del móvil sea mayor de lo recomendable. Ante la existencia de este trastorno, es necesario saber cómo abordar un cambio que se antoja necesario, ya sea con ayuda profesional o mediante medios propios.
Conciencia y aceptación. Reconocer el problema y que la dependencia del teléfono móvil está afectando al bienestar.
Establecer límites. Definir momentos y lugares específicos en los que desconectarse de los dispositivos móviles (comidas, antes de acostarse, reuniones sociales…).
Desintoxicación digital. Se puede considerar la opción de realizar períodos regulares de desintoxicación digital en los que se reduzca drásticamente el uso del dispositivo.
Buscar apoyo. Si la nomofobia está teniendo un impacto significativo en el bienestar mental y emocional de una persona, no es descabellado buscar apoyo de un terapeuta o de un profesional especializado en adicciones digitales.