Una nueva era en el tratamiento de enfermedades neurológicas se ha abierto recientemente tras el anuncio de un grupo de científicos que han conseguido de que un hombre tetrapléjico haya conseguido andar gracias a su pensamiento.
Los investigadores suizos instalaron el llamado ‘puente digital inalámbrico’ entre el cerebro y la médula espinal del holandés Gert-Jan Oskam, de 40 años, que le ha permitido andar y controlar el movimiento después de haber quedado tetrapléjico en 2011 por un accidente de bicicleta. Tras el accidente no podía ni mover los brazos y ahora, 12 años después es capaz de realizar largas caminatas e incluso subir escaleras con la ayuda de una muleta.
Oskam tiene dos implantes en el cerebro que leen sus pensamientos enviando la información, sin necesidad de cables, a un tercer implante que se encuentra en la médula y la estimula.
Gregoire Courtine, neurocientífico y líder del estudio, describió la tecnología empleada en el paciente como un “renacimiento digital” de la médula espinal.
“Hemos creado un ‘puente digital’ entre el cerebro y la médula espinal, mediante una interfaz cerebro-ordenador [BCI], que transforma el pensamiento en acción con algoritmos de inteligencia artificial”, destaca Courtine en 'Nature'.
Tras el accidente y mucho esfuerzo para poder recuperar algo de movimiento, en 2014 llegó una noticia que le cambiaría la vida, una nueva técnica científica que había funcionado en ratas empleada por científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza.
Estos científicos descubrieron cómo los roedores con la médula cortada por la mitad habían sido capaces de dar mil pasos. Dos años después llegó el implante a los monos, donde también obtuvieron resultados prometedores.
Oskam fue uno de los primeros humanos en experimentar la técnica y en 2017 le instalaron el dispositivo. Los autores explican que esta tecnología permitió al paciente recuperar el control natural del movimiento de sus piernas paralizadas. Además, después de varias sesiones de rehabilitación con la BCI, el equipo cuantificó notables mejoras en sus percepciones sensoriales y habilidades motoras y que se mantuvieron incluso cuando el dispositivo estaba desconectado.
Por su parte, Guillaume Charvet, responsable del programa BCI en el CEA, comenta que “gracias al uso de algoritmos de inteligencia artificial adaptativa, las intenciones de movimiento del paciente se descodifican en tiempo real a partir de registros cerebrales”.
Andrea Galvez Solano, investigadora de la EPFL y primera firmante del trabajo, comenta a SINC que “la novedad de la BCI es que el paciente puede controlar la estimulación —y por tanto los movimientos— directamente a través de sus pensamientos”.
Según Galvez, “esto significa que es capaz de dar pasos más largos o cortos, caminar sobre diferentes superficies e incluso subir escaleras, adaptándose a los entornos de la vida cotidiana. Es probable que la activación simultánea de las neuronas por encima y por debajo de la lesión, que permite la interfaz, junto con sesiones de rehabilitación específicas, favorezca la recuperación neurológica y mejore el cuadro clínico del paciente, subraya.
El neurocientífico Grégoire Courtine, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), junto a la neurocirujana Jocelyne Bloch, del Centro hospitalario Universitario de Vaud de la EPFL (ambos en Suiza), llevan años investigando para que personas con la médula espinal dañada vuelvan a andar. En 2018, lograron que tres hombres paralizados desde hacía varios años consiguieran ese objetivo, tras introducirles implantes en la médula espinal.