Esta misma semana se ha sabido que la Unión Europea está estudiando retirar los prospectos de los medicamentos para incorporarlos en los envases mediante un código ‘QR’. España se plantea tan solo eliminarlos de los medicamentos de uso hospitalario. El coronavirus también está detrás de esta posible medida. Durante la pandemia, muchas compañías farmacéuticas tuvieron lotes enteros de sus medicamentos bloqueados porque no tenían papel para imprimir los prospectos. Es la última noticia relacionada con los procesos de digitalización en los hábitos cotidianos de millones de ciudadanos. La pregunta siempre surge: ¿Y los abuelos, qué harán?
Sin embargo, el proceso es imparable. Jordi Sevilla fue ministro para las Administraciones Públicas entre 2004 y 2007, durante el primer gobierno de Zapatero. Su mandato se caracterizó por promover una profunda modernización de la administración pública española. A Sevilla le debemos la ley de acceso Electrónico de los Ciudadanos Públicos. Hoy está frustrado y cabreado por su desarrollo, consciente de que diecisiete años después cada administración sigue haciendo la guerra digital por su cuenta, se multiplican las webs de todo tipo de ministerios, autonomías, diputaciones y ayuntamientos, se duplican los servicios y cada vez los ciudadanos sienten que las aparentes facilidades de la digitalización se convierten frecuentemente en odiseas online.
El caso más reciente y de mayor difusión ha sido el colapso en la primera parte del año de los servicios de la Seguridad Social, parte principal del ministerio de dirige José Luis Escrivá. Las dificultades para recibir atención electrónica, la incapacidad para obtener cita para altas y bajas, cobro de pensiones y en general cualquier gestión, se han convertido en un caballo de batalla que todavía relincha.
Álvaro Oliver es un usuario tipo. Joven y con su reciente traslado a Santa Cruz de Tenerife, se topó de bruces recientemente con un muro cuando quiso empadronarse en el municipio. “No es que yo sea tonto”, escribió en Twitter Álvaro, que tiene 26 años y es licenciado en Periodismo y Ciencia Política y Gestión Pública, “es que la administración electrónica no es usable por un usuario medio. Ya ni digamos por una persona que no sea nativa digital”. El propio Álvaro recordó las penalidades habituales a las que son sometidos por los bancos y cajas las personas mayores, hasta el punto de suscitarse la exitosa campaña promovida por un octogenario Soy mayor, pero no idiota.
Álvaro y el exministro Jordi Sevilla charlan en esta nueva entrega de A ver si me he enterado, el videopodcast conducido en Nius por Miguel Ángel Oliver, sobre cómo deberían ser las reglas de juego del nuevo hábitat electrónico de la administración y cómo no repetir los mismos errores burocráticos de siempre, ahora bajo la apariencia digital. “Es un tema que ningún Gobierno ha priorizado hasta ahora”, sentencia Sevilla: “Es el momento”.