El periodismo es muy aficionado a las efemérides, la celebración y el recuerdo de los hitos importantes en la historia de un país. Sin duda alguna, el 14 de marzo de 2020 quedó grabado en la mente de todos por el duro confinamiento decretado por el Gobierno de España para intentar frenar la expansión del coronavirus. Aunque la medida se tomó casi al mismo tiempo en varios países europeos, aunque con distintas modalidades de cierre y bloqueo de la actividad y la movilidad, los contagios se dispararon en España y solo dos semanas después de aprobarse el estado de alarma los muertos diarios se acercaron a los 900. Fue el momento más terrible de la primera ola, que se dio por finalizada aquel verano, con un recuento de más de 27.000 fallecidos confirmados por esta causa.
Hoy, en cambio, los gobiernos, ya sea el central o los autonómicos, han optado por un discreto mutis sobre el Covid. La clase política parece haber llegado a la conclusión de que no saca ningún rendimiento de los cainitas enfrentamientos de 2020 y 2021. Un silencio doloroso se ha adueñado de la escena. Sin embargo, las víctimas mortales no han parado de crecer en todo el mundo. A finales de 2022, superaban los quince millones. En España se reconocen casi 120.000 muertos por el coronavirus. Junto al dolor de sus familias, caminan a nuestro lado otros afectados casi invisibles: las personas que sufren Covid persistente.
Los expertos calculan que puede haber entre un millón y dos millones de afectados solo en nuestro país. Son decenas de millones de todo el planeta. Esta semana, el 15 de marzo, se ha celebrado el Primer Día Mundial del Covid Pesistente. Por eso, en este capítulo de “A ver si me he enterado”, el videopodcast conducido por Miguel Ángel Oliver en Nius, hablamos con dos pacientes de este síndrome inexcrutable, para el que se han descrito cerca de doscientos síntomas diferentes. La doctora Nerea Montes, que luchó en primera línea en una UCI aragonesa, se contagió en la primera ola. De los doscientos síntomas, ella se identifica con al menos noventa. Está al frente de la asociación Long Covid Aragón. José Méndez era financiero y le despidieron cuando cayó en picado en el verano de 2021. Un tribunal médico ha recomendado su alta para buscar trabajo. Es uno de los representantes de la AMACOP, la asociación de Covid Persistente de Madrid. Los dos retratan en esta conversación sus dificultades para llevar una vida normal, sus continuos olvidos, sus cansancios y su invisibilidad tres años después del día en que se cerró España.