Los asteroides gigantes golpean la Tierra con mucha más frecuencia de lo que se pensaba
Un nuevo estudio sugiere que lo impactos de asteroides destructivos en la Tierra podrían ser más frecuentes de lo que pensábamos
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Un controvertido estudio sugiere que lo impactos de asteroides gigantes capaces de causar una extinción masiva en la Tierra podrían ser mucho más frecuentes de lo que pensábamos. Los investigadores llegaron a esta conclusión tras analizar los cráteres de impacto más grandes conocidos del último millón de años.
Las probabilidades de supervivencia de la humanidad son directamente proporcionales a las probabilidades de que una roca espacial gigante se estrelle en la Tierra, puesto que hoy en día no contamos con la tecnología para evitarlo. La primera misión de defensa planetaria se probó recientemente, con la nave DART, que se estrelló contra una pequeña luna llamada Dimorphos para desviarla de su órbita. Pero aún estamos muy lejos de poder desviar un gran asteroide.
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La Tierra ha recibido más impactos de grandes asteroides de lo que se pensaba
Los investigadores del nuevo estudio, presentado en la Conferencia Anual de Ciencias Lunar y Planetaria en Texas, han examinado el tamaño de los cráteres de gran impacto recientes de la Tierra, y ha observado que son más grandes de lo que se pensaba, lo que significa que la Tierra tiene más riesgo de recibir un golpe fuerte, dice en un comunicado James Garvin, científico jefe del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Usando un nuevo catálogo de imágenes satelitales de alta resolución, los científicos identificaron grandes anillos alrededor de tres cráteres de impacto y uno probable que tiene 1 millón de años o menos. Los anillos implican que los cráteres son decenas de kilómetros más anchos y registran eventos mucho más violentos de lo que los investigadores habían pensado.
Si sus sospechas son ciertas, significaría que cada impacto resultó en una explosión unas 10 veces más violenta que la bomba nuclear más grande de la historia, lo suficiente como para volar parte de la atmósfera del planeta al espacio. Aunque no tan destructivos como el impacto que acabó con los dinosaurios, los ataques habrían perturbado el clima global y causado extinciones locales.
Las conclusiones del estudio están aún por demostrar
Pero no hay nada claro por ahora. "No hemos probado nada", dice Garvin. Aún falta trabajo de campo para respaldar las conclusiones.
Debido a que el agua y el viento borran rápidamente la mayoría de los cráteres de impacto en la Tierra, los investigadores estiman las tasas de impacto al contar el tamaño y la edad de los cráteres en la Luna. También estudian el tamaño de los asteroides en órbita cerca de la Tierra, posibles futuros impactadores.
Con base en esos dos métodos, los investigadores estiman que un asteroide o cometa de 1 kilómetro de ancho o más golpea el planeta cada 600.000 a 700.000 años.
Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que solo en el último millón de años, objetos de cuatro kilómetros golpearon los continentes y, dado que dos tercios del planeta están cubiertos por agua, eso podría significar que hasta una docena golpearon la Tierra en total.
Si las características anulares identificadas por el equipo de Garvin son realmente bordes de cráteres, "sería muy aterrador porque significaría que realmente no entendemos lo que está pasando en absoluto, y que hay muchas rocas espaciales que pueden venir y causar un desastre", dice Anna Łosiak, investigadora de cráteres de la Academia Polaca de Ciencias.
Los investigadores buscarán “huellas” de estos grandes impactos
Si realmente la Tierra ha sido impactada "recientemente" por grandes asteroides, entonces la agitación climática provocada debería haber dejado su huella en los núcleos de hielo o en los sedimentos oceánicos o lacustres. Esto es algo que los investigadores tendrán que analizar a continuación.
También deberán visitar los sitios de los anillos para buscar las rocas deformadas y las variaciones gravitatorias que indicarían un verdadero borde del cráter. Si estas observaciones confirman la teoría de Garvin, entonces tendríamos que empezar a preocuparnos de verdad.