La nueva generación de realidad virtual ya está aquí. Dispositivos capaces de seguir con precisión tu mirada o incluso reconocer qué dedos estás moviendo, con aventuras nuevas como bucear por arrecifes de coral en una piscina. Aplicaciones que van más allá del entretenimiento.
En terapias con niños enfermos y que padecen problemas de corazón. Una experiencia piloto motiva a hacer deporte a jóvenes como Pepelu, operado a los nueve meses de edad por una cardiopatía.
De los juegos de guerra se ha llegado también al campo de batalla. Con pilotos ucranianos con cascos de realidad virtual aprendiendo a manejar cazas norteamericanos, como revelaba en exclusiva la revista 'Time'.
La evolución de estos simuladores los hace ya indistinguibles de la realidad. Ucrania se ha subido a la ola de esta tecnología también porque es barata. La usa para mejorar la puntería de sus soldados en el derribo de misiles rusos sin tener que gastar munición o para volar sus drones de reconocimiento de una forma más efectiva.
Son solo algunos ejemplos del potencial de una tecnología que ha dejado de ser solo un juego.