Una extraña ballena con aspecto similar al de un delfín ha aparecido muerta en una playa de California. El animal podría pertenecer a una especie misteriosa conocida como “ballena picuda” que rara vez se ha visto, dado que es extremadamente esquiva, y eso no es lo único que ha sorprendido a los expertos: la causa de la muerte serían unos rasguños atípicos en su cuerpo.
La inusual ballena aparecida en una playa en la Reserva Natural Estatal Jug Handle cerca de Fort Bragg, en California, mide casi 5 metros de largo. El mar la arrastró hasta la orilla el 15 de mayo, cuando un equipo del Centro Noyo de Ciencias Marinas que se encuentra próximo a la zona se desplazó para analizar el cadáver, con heridas en la cabeza y el resto del cuerpo.
Lo cierto es que no están del todo seguros de si se trata, como creen, de una ballena picuda, o en cambio es un delfín de nariz puntiaguda. Las dudas son razonables, en vista del parecido con ambas especies.
Estos biólogos, con la ayuda de investigadores de la Academia de Ciencias de California (CAS) en San Francisco, ha analizado muestras de grasa, órganos y el cráneo del animal y todo cuanto ha podido averiguar es lo siguiente. Lo más seguro es que se trate de una ballena de la familia Ziphiidae, que podría incluir más de veinte especies, y no todas ellas se conocen.
El ejemplar de la playa de California podría ser una ballena picuda de Baird (Berardius bairdii), una ballena picuda de Cuvier (Ziphius cavirostris), ballena picuda de Hubbs (Mesoplodon carlhubbsi), ballena picuda de Stejneger (Mesoplodon stejnegeri), ballena picuda con dientes de ginkgo (Mesoplodon ginkgodens) o ballena picuda pigmea (Mesoplodon peruvianus), o puede que pertenezca a otra especie de la misma familia que no se conoce por ahora.
Los científicos saben que estas ballenas pueden "zambullirse más profundo que cualquier otro mamífero marino", según una publicación de Facebook del Centro Noyo, y pueden permanecer bajo el agua más de tres horas.
Que naden en aguas tan profundas y apenas se muestren al salir a tomar agua no pone las cosas fáciles a los investigadores para estudiar a estas ballenas. "No se ven muy a menudo, vivos o muertos", lo que hace que este varamiento sea "realmente importante", ha dicho Moe Flannery, gerente senior de colecciones de aves y mamíferos marinos en CAS, al sitio de noticias SFGate.
El equipo del Centro Noyo notó que el pico de la ballena tenía lesiones inusuales y de aspecto desagradable a su alrededor, pero los científicos no pudieron decir qué había causado las heridas, explica Live Science. "Parece haber algún trauma cerca de la mandíbula, pero hasta que miran más de cerca el cráneo en sí, es difícil decir de qué se trata", ha dicho Trey Petrey, gerente de instalaciones interpretativas en el Centro Noyo.
Las heridas podrían haber sido causadas por la colisión de un barco, algo que los investigadores por desgracia se encuentran habitualmente en ballenas, delfines y marsopas, que se distraen con el sonido de las embarcaciones y se desorientan.
Otra teoría es que las heridas fueran causadas después de quedar varada en la playa.
Los biólogos también se plantean si las heridas pudieron ser provocadas por otra ballena picuda, aunque estas ballenas solo tienen dos grandes dientes en la mandíbula inferior en el caso de los machos, que utilizan para rivalizar con otros machos y reproducirse. Para comprobar si este es el caso los investigadores primero tendrán que averiguar si el ejemplar es un macho o una hembra.
Otro gran problema al que se enfrentan las esquivas ballenas picudas en la actualidad, como el resto de la vida marina, es el plástico en los océanos. Cuando estos cetáceos ingieren desechos plásticos, si no logran expulsar el objeto pueden morir de hambre al evitar que la ballena llene el estómago con comida.
Los análisis de las muestras del animal determinarán la causa de la muerte, con suerte.
"Ver a estos animales muertos en la costa es desgarrador, pero ver un espécimen así de cerca es una buena oportunidad en términos de cualquier persona interesada en las ciencias", ha confesado Trey Petrey, gerente de instalaciones interpretativas del Centro Noyo.