La mala experiencia que Julieta Rueff vivió con 20 años una noche en Barcelona, cuando sufrió una caso de acoso cuando volvía sola casa, le ha llevado a crear un dispositivo de seguridad personal en forma de granada, con el objetivo de que tanto ella como otras personas no vuelvan a sentir miedo por las calles.
"Lo pasé muy mal. Una persona me seguía por la calle, se había aprendido mi rutina y sabía donde vivía. Llevaba el spray pimienta y no lo activé. Pensé que necesitaba una herramienta que me pudiera ayudar con más facilidad, teniendo en cuenta que tienes segundos críticos para actuar en ese momento", explica Julieta en una entrevista a Informativos Telecinco.
Así nació FlamAid, una granada "pacífica" que basta con tirar de la anilla para activar una alarma sonora que alerta hasta dos calles metropolitanas y conecta directamente con los contactos de emergencia y la Policía. Este proyecto llevó a la joven catalana a paralizar sus estudios de Marketing y Relaciones Internacionales para hacer realidad un dispositivo que ayuda a personas de todos los rincones del mundo.
El miedo que sufrió le llevó a crear un arma contra el acoso, convirtiendo una granada tradicional en un objeto de defensa que se activa al tirar de la anilla. "El mecanismo de más fácil actuación es la granada de mano porque se activa con mucha facilidad y queda colgando. Empieza a enviar una señal GPS y emite una alarma sonora para asustar al agresor y alertar a tu alrededor de que necesitas ayuda. Son 110 decibelios, dos calles metropolitanas", destaca Julieta, fundadora de FlamAid.
La alarma que emite es "más alta que la del coche", suficiente para disuadir y alertar en situaciones de emergencia. Un objeto que cuenta con un diseño ergonómico y minimalista, que se integra fácilmente en bolsos, mochilas o llaveros gracias a su mosquetón, convirtiéndolo en el complemento perfecto para quienes buscan seguridad sin renunciar al estilo.
Sobre el perfil de compradores, las mujeres no son las únicas personas que se hacen con la granada: "Es muy curioso, el 60% de los compradores son hombres. Ayudamos a colectivos vulnerables como LGTB y también nos compran muchos padres que quieren proteger a sus hijas. Queremos sentirnos protegidos y queremos proteger lo que más amamos".
Sus granadas no solo se venden en España y muchos hombres y mujeres optan por comprarla desde cualquier rincón del mundo. "Pensábamos que se quedaría en el territorio nacional y también estamos vendiendo en Portugal, Italia o Alemania y hemos detectado los primeros pedidos en Sudamérica. Nos hace felices poder llegar donde nos necesitan", apunta Julieta.
Un éxito que también supone un punto "agridulce": "Me entristece que tantas personas vivamos con miedo. Nuestro objetivo sería hacer bancarrota porque eso quiere decir que ya no somos necesarios, las calles son espacios seguros para todos y no existe el miedo. Mientras eso no cambie, FlamAid está para ayudar a las personas para que se sientan protegidas".
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