La pasión por la MotoGP y el mundo del motor ha permitido a Chema Sanahuja cambiar el rumbo de una vida, que "no habría imaginado" ni en sus "mejores sueños". Para ello, decidió aprender de manera autodidacta el oficio de zapatero y abrir hace ocho años un taller de equipación deportiva en Lleida, donde ha pasado de no saber coser a reparar botas y monos para los mejores pilotos del panorama mundial de motociclismo.
"Hay una responsabilidad tremenda en cada reparación que hago. Tanto para una persona que sale el domingo en moto como para un conductor de élite", explica Chema en una entrevista a Informativos Telecinco, sobre una profesión que aprendió de cero tras decidir dar una segunda vida a los equipamientos deportivos.
Para ello, pidió consejo a un amigo del barrio que trabajaba como zapatero. Éste le instruyó en sus primeros pasos hasta buscar proveedores por todo el mundo, con el objetivo de adaptar máquinas para reparar botas y monos de motociclistas: "Me decían que era un follón, que no me metiese en esto, pero se tenía que poder arreglar. Así empecé. Con mis pruebas, descosiendo, montando y retocando. Todo autodidacta".
Sus ganas para convertirse en zapatero se sobrepusieron a todos los obstáculos que sufrió hasta convertir sus reparaciones en una garantía de trabajo y sello de calidad, donde el grado de perfección y detalle han convertido su taller en un lugar de especialización de equipamientos deportivos único en el mundo.
"Empecé arreglando botas de gente que no compite ni un campeonato regional y a los años llegué a lo máximo", explica orgulloso Chema, con un trabajo único que le ha permitido reparar equipamientos para pilotos de élite, aunque en el caso de MotoGP no es material de uso de competición: "Estoy en un punto que cada bota sé cómo está hecha, los materiales, la confección que tiene, donde pecan. Puedo entender qué es lo que necesita adaptarse en un mono y eso te lo da el tiempo al tratar con muchos pilotos distintos".
"Soy el mecánico de la equipación y tengo la misma responsabilidad que el que le ha puesto la presión de aire a las ruedas. Si se ha equivocado, el chaval va último en carrera porque no puede entrar la moto en curva. Si yo hago mal un trabajo en la bota, da igual que sea el más bueno del mundo que si no tiene apoyo y no tiene seguridad, es imposible que pueda rendir", admite el zapatero, que ha logrado trabajar con sus ídolos.
"Para mí es lo más grande. Al principio no te lo crees. Ya no es que haya reparado algo, sino que saben quién soy y lo que hago", añade Chema, quien trabaja para todo tipo de pilotos: "Son personas tocadas por una varita, los mejores del mundo de cualquier modalidad. No sólo de velocidad, también hay del mundial de Motocross, de Enduro y Trial".
Tanto los deportistas más conocidos como los aficionados que salen de ruta con sus motos buscan en el taller del zapatero catalán una solución para mejorar las carencias y prestaciones de cada bota. "No es solo reparar, es intentar paliar los defectos. Quieren algo que sepan que pueden exprimirlo al máximo. Tener la tranquilidad de que no va a ser un problema la bota o el mono".
Para ello, cada reparación tiene la misma importancia, indiferentemente de quién sea el cliente. "No puedo dejar nada al azar y entregar una bota que a lo mejor se le despega, vaya a apoyarse en el suelo, caiga mal y tenga una desgracia", admite Chema, quien ha decidido dar un paso más y montar un taller de 200 metros cuadrados, diseñado para la reparación de equipamiento deportivo.
"No conozco nada en el mundo igual. Habrá zona de coser, encolar y reparar. He invertido en una máquina de última generación. No hay ninguna en España. Limpia y desinfecta. Es prácticamente la misma que usan en un mundial", culmina el zapatero sobre su oficio, que le ha permitido vivir de una gran pasión donde sus clientes también son sus ídolos.
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