Carles Puigdemont supuestamente está ya fuera de España. Con su nueva fuga se mantiene vivo el revuelo que ha dejado su fugaz paso por España.
Con todo el foco sobre los Mossos, el juez Llarena les pide explicaciones; políticos de la oposición y sindicatos cuestionan su trabajo. Los agentes catalanes atraviesan horas bajas en las que se cuestiona su eficacia y su prestigio.
Decenas de periodistas acreditados a las dos horas de comparecencia del cuerpo policial. Los Mossos se vieron obligados a dar explicaciones tras no poder detener al expresident de la Generalitat nuevamente fugado.
La tormenta ahí sigue, alimentada por lo que se supo: no había plan B para el supuesto de que Puigdemont jugara al despiste. "No previmos un comportamiento tan impropio", revelaba el conseller de Interior.
Tampoco detectaron a los infiltrados y los drones policiales no estaban sobre el objetivo para no poderle la pista. El coche se escapó por un semáforo en rojo. Desde el sindicato USPAC denuncian que estas explicaciones son una completa "falta del respeto" a los agentes de los Mossos d'Esquadra.
Al ser preguntados por si habían hecho el ridículo, desde el cuerpo se aseguró que no. Ya se han producido tres detenciones por presunta colaboración con el hombre que ha puesto en jaque a los Mossos d'Esquadra. Uno de ellos era escolta del expresident Torra.
Sin lugar a dudas es un momento complejo para los Mossos que ha producido eco en la política nacional con críticas desde la oposición. Desde el PP se asegura que todo lo vivido el jueves 8 de agosto se trataba de un maniobra planeada por Sánchez y por el independentismo.
Por su parte, desde el Gobierno se ha mostrado su descontento con la actuación policial, pero en las últimas horas se ha intentado trasmitir el apoyo y defender a los agentes de los Mossos.
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