La unidad pionera en Cataluña para tratar a la población adulta con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), de alta complejidad y larga duración, está permitiendo a Laia recuperar su esencia y motivación desde el Hospital Sagrat Cor de Barcelona, donde ofrecen un abordaje integral con especial atención a los factores psicosociales.
La comida pasa a un segundo grado y pacientes como Laia, de 19 años, abordan su enfermedad desde un tratamiento que incluye diferentes áreas de la persona, más allá de los aspectos de alimentación y peso. "Llevo con TCA desde los 13 años. Es un proceso que es duro porque remueves muchas cosas. Te das cuenta de que aquí el problema no es la comida o el cuerpo, sino lo que hay más allá", explica la joven a Informativos Telecinco.
En su caso, llegó al Hospital Sagrat Cor hace dos meses. Desde entonces, Laia se siente cómoda con un recurso asistencial que le ha permitido empezar a recuperar su luz. "Dicen que el problema lo tenemos con el cuerpo, pero no son conscientes que nuestro síntoma es evadirnos de la realidad. Nosotras gestionamos nuestro malestar con el cuerpo y la comida. Aquí en los grupos trabajas las cosas que te remueven, hace daño, pero es la cura y lo que nos va a llevar a mejorar".
Este proyecto público de atención a la cronicidad en TCA es innovador en Europa y da respuesta al reto de la cronicidad, que es especialmente grave en casos de anorexia, con situaciones de hasta veinte y treinta años de evolución. De este modo, los talleres van más allá de la recuperación de peso y trabajan el vínculo terapéutico y la motivación al cambio.
Desde técnicas de empoderamiento personal, terapia familiar, grupos de mindfulness, regulación emocional, imagen corporal, rehabilitación cognitiva, habilidades sociales a reestructuración cognitiva, autoconocimiento personal, ergoterapia, talleres psicoeducativos, de autocuidado y de ocio.
"En otros sitios o no te dan los recursos necesarios para tratar la enfermedad o tratan de imponerlo. Te obligan a comerte todo el plato de la comida. Aquí es un sitio intermedio, haces las cosas porque quieres, nadie te impone, pero tampoco puedes hacer lo que quieras. Me siento muy cómoda y es donde realmente he podido trabajar las cosas. Lo estoy haciendo porque está saliendo de mí", reconoce la joven de 19 años.
Una unidad vital que les permite trabajar en su autoestima. "El problema no es el cuerpo, sino lo que hay detrás. Respetarse, aceptarse y darse el derecho de verbalizar el malestar, miedos y dudas. Desde que estoy aquí estoy recuperando mis motivaciones que había perdido", añade Laia.
"Siempre me había gustado mucho bailar y hacer cosas en el mundo artístico. Recuperar estas motivaciones es lo que me está llenando como persona. Dejas de ser tú y recuperar tu esencia y luz es lo más bonito de este camino", culmina sobre un proceso que ha logrado desde que empezó a formar parte del proyecto pionero elaborado en Cataluña.
Como Laia, Silvia también se siente muy afortunada de formar parte de una terapia que considera que le está ayudando a mejorar. "Noto mucha diferencia respecto a cuando ingresé. Me están ayudando muchísimo. De esto puedo llegar a salir si pongo todo el empeño", admite la joven de 28 años.
"En otros tratamientos te ponen en una burbuja donde todo son prohibiciones, permisos y estás aislado del mundo. Aquí te responsabilizan de tus obligaciones. Te enseñan a comer, a aceptarte y a apreciar tu cuerpo. No son los de fuera los que se encargan de tratarme".
Una unidad de servicio que ha creado una pequeña familia. "Convivimos, hacemos las terapias y talleres juntas. Es un vínculo bonito y cuando una está mal las otras intentan ayudarla. Cuando una está alegre, las otras intentan compartir su alegría. Es la familia que te falta mientras estás dentro", culmina.
Este proyecto se puso en marcha el pasado mes de diciembre y da servicio a toda Cataluña. Se diferencia de las unidades de TCA (UTCA) por ofrecer a personas adultas con TCA una hospitalización de media estancia, de 3 a 4 meses.
La unidad dispone de un equipo multidisciplinario integrado por profesionales de trabajo social, terapia ocupacional, fisioterapia, enfermería, psicología y psiquiatría. También cuenta con el apoyo de un médico internista y un nutricionista, así como el asesoramiento de las unidades altamente especializadas de Endocrinología y Medicina Interna del Hospital de Bellvitge.
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