La última excavación arqueológica de la Guerra Civil y el franquismo ejecutada en Cataluña ha permitido recuperar los restos óseos de 15 soldados muertos durante los combates de la batalla de Les Garrigues, en enero de 1939.
La excavación se ha realizado en "la mayor fosa abierta este año por el Departamento de Justicia, Derechos y Memoria", ubicada en el cementerio de Bellaguarda (Lleida).
De acuerdo con los hallazgos arqueológicos recuperados y los testigos orales recogidos, se confirma la hipótesis de que los restos corresponden a soldados muertos durante los combates de la batalla de Les Garrigues, a raíz del avance de las tropas franquistas en el frente del Segre, entre diciembre de 1938 y enero de 1939, que culminó con la ocupación definitiva de toda Cataluña.
Ahora, todos los restos óseos recuperados se someterán a estudios arqueológicos, antropológicos y genéticos, con el objetivo final de identificar su identidad y devolverlos a las familias adheridas al Programa de identificación genética de la Generalitat.
Los trabajos arqueológicos sobre el terreno se iniciaron el 28 de mayo y finalizaron a finales de junio. Durante este período, se llevaron a cabo dos sondeos para comprobar la presencia de entierros alrededor del cementerio. En el primero no se localizó ninguna inhumación, mientras que en el segundo localizaron los puntos de entierro de los soldados.
En todos los casos se descubrieron inhumaciones individuales.Todos ellos llevaban materiales asociados, relacionados con la indumentaria compatible con uniformes militares como botones, hebillas, calzado.
Los objetos más destacables que encontraron han sido insignias y galones de cabo, correspondientes al Grupo de Regulares Indígenas de Tetuán (número 1), así como pulseras con la inscripción “Tetuán” y el número de identificación.
"Estos hallazgos confirman la presencia en la fosa de soldados del ejército rebelde procedentes de Marruecos, tal y como habían señalado previamente algunas de las fuentes orales", destacan desde el Govern. Sin embargo, teniendo en cuenta que no todos los individuos se han podido relacionar con el ejército proveniente de Marruecos, en ningún caso se puede descartar la presencia de soldados regulares o, incluso, republicanos.
Sobre esta última posibilidad, una vecina del pueblo recuerda que en el muro estaban dibujadas medias lunas y cruces, para señalizar las tumbas, lo que podría indicar la presencia de soldados españoles.
Más allá de los materiales arqueológicos relacionados con el armamento, como balas y detonantes de granadas o uniformes, también han recuperado dos anillos y objetos personales, entre los que destaca una mina de lápices en el bolsillo derecha de la camisa de uno de los individuos.
Desde el punto de vista patológico, la mayoría de los individuos mostraban heridas por impacto de proyectil en el cráneo o en el tórax –en algún caso, se han recuperado varios proyectiles impactados–, lo que podría ser compatible con el fusilamiento que plantean también algunas de las fuentes orales.
Sin embargo, habrá que esperar a los resultados del estudio antropológico para tener una valoración más clara sobre las causas de la muerte y plantear nuevas hipótesis, ya que, en algunos casos, se ha localizado algún fragmento de metralla y politraumatismos que hacen posible la muerte en combate.
Por otra parte, en una de las zanjas de la que se recuperó material y algún fragmento de hueso, no se localizó el esqueleto. Estos indicios sugieren que la tumba fue exhumada, cuidadosamente, en algún momento del pasado, cuando el cuerpo ya estaba esqueletizado. Actualmente se desconocen sus causas y no se ha encontrado constancia de la exhumación.
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