La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha denunciado la "salvaje" agresión a tres funcionarios en la cárcel de Mas d'Enric de Tarragona, donde se cumplen tres meses del asesinato de la cocinera a manos de un preso que posteriormente se suicidó.
El último suceso en esta cárcel penitenciaria catalana ocurrió el miércoles, cuando un recluso que no llevaba ni 24 horas internado, propinó un golpe con un objeto metálico en la cabeza de un funcionario que, tras ser asistido por los servicios médicos, necesitó seis puntos de sutura.
Otros dos funcionarios también resultaron lesionados, sufriendo contusiones en piernas y manos. Una agresión que según CSIF "pudo evitarse", debido a que el preso había sido identificado como "peligroso" por los trabajadores del Departamento de Ingresos hace más de un año.
El agresor arrancó una barra metálica de la pared y atacó a los funcionarios al grito de 'Alá es grande'. "Era un objeto a la vista. Se preveía que esto podía suceder y que podía llegar ser utilizado para agredir a alguna persona”, lamenta el sindicato.
El recluso tiene 25 años y es conocido por su comportamiento violento y agresivo en las calles de Tarragona: "Tiene más de media docena de antecedentes policiales y, recientemente, protagonizó dos altercados que produjeron el pánico en la ciudad".
En uno de ellos agredió con un arma blanca a un peatón, rajándole la cara y, el mismo día, robó a una joven menor de edad, amenazándola con el mismo cuchillo. Dos días después, golpeó a dos personas con un bate de béisbol.
“La ausencia de respuesta y responsabilidad es la triste realidad que vive la plantilla de nuestro centro y el resto de las prisiones del sistema penitenciario catalán, que debemos afrontar e interiorizar", denuncian desde CSIF sobre el peligro constante al que se enfrentan los funcionarios.
"La violencia y agresividad de algunos internos ponen en riesgo nuestra seguridad física y mental. El asesinato de Nuria ha revelado, a gran parte de la sociedad, las condiciones laborales en las que trabajamos. Como colectivo, no reclamamos más dinero, sino que exigimos que la Administración garantice nuestra integridad física y mental, permitiéndonos regresar a nuestros hogares en las mismas condiciones en las que salimos”, sentencia el sindicato de prisiones.
Nuria, la cocinera de la cárcel de Mas d'Enric en Tarragona, se había quejado de faltas de respeto del preso, que acabó con su vida en la cocina y posteriormente se suicidó.
La víctima mortal expresó anteriormente su molestia por el comportamiento del presunto autor de los hechos. Unas quejas que no fueron suficiente para evitar el trágico suceso que ha movilizado a los funcionarios de prisiones de toda España.
El preso, que cumplía una condena de 11 años por asesinar a una prostituta en 2016, había sido expedientando meses atrás por un acto violento con otro recluso. Sin embargo, la dirección de la cárcel de Mas d'Enric y el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), una empresa pública que depende de la Generalitat, decidieron que volviese a la cocina.
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