Las tres salidas al laberinto de la investidura en Cataluña: Salvador Illa, Carles Puigdemont o bloqueo y cuenta atrás
Josep Rull, nuevo presidente del Parlament de Cataluña en medio de la controversia, tendrá que nombrar al primer candidato a la investidura
Salvador Illa y Carles Puigdemont defienden su candidatura mientras crece la amenaza al bloqueo y la repetición electoral en octubre
El Tribunal Supremo mantiene la orden nacional de detención contra Carles Puigdemont tras la publicación de la ley de amnistía
El laberinto de la política catalana continúa. La aritmética parlamentaria que arrojaron las urnas se antoja como un auténtico quebradero de cabeza en el que, sin mayorías absolutas claras, cualquier opción pasa por la necesidad de pactar, algo que tampoco se presenta como algo sencillo. Sobre la mesa se erigen fundamentalmente tres escenarios: la investidura de Salvador Illa, la de Carles Puigdemont o una cuenta atrás motivada por el bloqueo y espoleada por la amenaza de la repetición electoral.
Será esta cuestión la primera de gran envergadura que tenga que afrontar Josep Rull, elegido nuevo presidente del Parlament de Cataluña, y no sin polémica. A su cargo le corresponde nombrar al que será el primer candidato a la investidura como presidente de la Generalitat, y desde Junts, su partido, insisten en Puigdemont pese a que sus opciones pasan por algo tan complejo como que el propio PSC de Salvador Illa, en la práctica, dé la espalda a su propia candidatura con una abstención en segunda vuelta.
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Tras su elección como presidente del Parlament en la sesión constitutiva de este lunes, Josep Rull dispone de diez días hábiles para abrir una ronda de consultas con los líderes parlamentarios –algo que prevé iniciar la semana que viene– y proponer a un candidato a la investidura, que deberá celebrarse como muy tarde el 25 de junio.
El primer escenario: proponer a Salvador Illa, ganador de las elecciones
Entre las opciones a la investidura, por aritmética parlamentaria y como ganador de las elecciones en Cataluña se encuentra Salvador Illa, representando a un PSC que obtuvo 42 escaños, por los 35 de Junts; 20 de ERC; 15 del PP; 11 de Vox; 6 de Comuns-Sumar; 4 de la CUP; y 2 de la Alianza Catalana.
Su mayor baza para salir investido es lograr el tripartito de izquierdas con un pacto con ERC y Comuns-Sumar, que le daría justo los 68 en que se encuentra la mayoría absoluta, pero esta posibilidad parece muy alejada de la realidad. ERC ya ha avisado de que quiere un modelo de financiación singular para Cataluña y el referéndum, lo que imposibilita el acuerdo.
En la ronda de consultas que emprenderá Rull, Illa tiene la posibilidad de probar suerte para evitar que tome la delantera Puigdemont, –aunque muy probablemente una primera investidura en junio sería fallida–, o puede renunciar por ahora a presentar su candidatura y pedir más tiempo para tejer un acuerdo con ERC.
En este sentido, La portavoz adjunta del PSOE en el Congreso, Montse Mínguez, ha descartado la posibilidad de una repetición electoral en Cataluña y ha subrayado que el líder del PSC, Salvador Illa, debe ser el presidente, ya que los ciudadanos han apoyado a los socialistas en las tres últimas elecciones. "No hay ninguna intención de adelantar las elecciones, no se da el escenario ni ninguna circunstancia para que así se justifique. En Cataluña se habló el 23 de julio, se habló el 12 de mayo, se ha hablado también el 9 de junio y los ciudadanos han hablado perfectamente", ha dicho en referencia a las elecciones generales, a las autonómicas de Cataluña y a las reciente europeas, en las que los socialistas quedaron en primer lugar en todos los casos.
El segundo escenario: Carles Puigdemont, candidato a la investidura
El siguiente escenario pasa directamente por Carles Puigdemont. Con 35 diputados, Junts obtuvo la segunda plaza en las elecciones del 12M, pero su líder revindica su derecho a presentarse a la investidura al disponer, –dice–, de más apoyos potenciales, sumando las fuerzas independentistas. Sin embargo, en la práctica sus opciones de ser investido son muy remotas, porque depende en última instancia de la abstención del PSC, algo que Illa ya ha descartado. Sin esa condición, en la segunda vuelta, en la que hacen falta más síes que noes, fracasaría, pero desde Junts juegan la carta de presionar a Pedro Sánchez con sus apoyos en el Gobierno de España.
Al mismo tiempo, si la presidencia del Parlament hubiese recaído en el PSC, Puigdemont apenas tendría posibilidades de presentarse a un debate de investidura, pero con Rull en el cargo sí es verosímil que lo proponga como candidato, si el expresidente catalán así se lo pide.
Durante la campaña, el expresident de la Generalitat se comprometió a volver a Cataluña el mismo día del debate de investidura –con el 25 de junio en el horizonte–, contando con que la ley de amnistía ya estaría en vigor –lo está desde este martes por la mañana–, pero no está nada claro que se arriesgue a precipitar su regreso si no tiene garantías de que no será detenido cuando cruce la frontera, por lo que podría preferir ganar tiempo y postergar su vuelta unas semanas o quizá meses. Por lo pronto, hoy se ha conocido que el Tribunal Supremo mantiene la orden nacional de detención contra él.
El tercer escenario: bloqueo, cuenta atrás y amenaza de repetición electoral
Lejos de esas opciones, si finalmente ni Salvador Illa ni Carles Puigdemont se postulan para la investidura dentro del plazo de finales de junio, Rull puede optar por una fórmula excepcional, pero con un precedente.
En otoño de 2020, después de que Quim Torra fuese inhabilitado como presidente catalán, el entonces presidente del Parlament, Roger Torrent, tuvo que poner en marcha el procedimiento para investir a un nuevo jefe del Govern, pero, al no haber candidatos viables, los servicios jurídicos de la cámara le indicaron una salida.
Así, en lugar de convocar un pleno de investidura, señalaba el informe de los letrados, Torrent podía formalizar un "acto equivalente" para comunicar a los grupos parlamentarios la inexistencia de una candidatura efectiva, lo que tendría el mismo efecto que una primera votación fallida para escoger president y, así, se activaría la cuenta atrás de dos meses transcurridos los cuales, sin haber habido investidura, se convocarían automáticamente elecciones.
Entonces, Roger Torrent aprovechó un pleno para oficializar el inicio de la cuenta atrás hacia la convocatoria automática de elecciones, al dar lectura a una comunicación sobre la imposibilidad de investir a un sustituto de Torra, una fórmula a la que Rull podría agarrarse para activar el reloj de dos meses: vencido este plazo sin que haya habido investidura, – y como muy tarde habría margen hasta el 25 de agosto–, Cataluña se vería abocada, otra vez, a la repetición de elecciones en octubre.
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