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Una noche más, Dani Alves ha vuelto a dormir en prisión pese a su pretensión de salir en libertad provisional. Al brasileño le está costando reunir ese millón de euros de fianza y, finalmente, el padre de su compatriota Neymar no se los va a dejar. Él mismo ha emitido un comunicado dejando claro que, aunque le ayudó a depositar los primeros 150.000 euros, ahora no quiere que la imagen de su hijo y él mismo se vea manchada por este caso. En este escenario, como informan en el vídeo Adriana Pérez, Juan Tejón y Victoria Talero, el jugador, en la prisión de Brians 2 de Barcelona, confía no obstante en salir en libertad, aunque tendrá que cumplir con las obligaciones impuestas.
La cantidad que piden para la fianza tiene que ser asequible para el condenado, “proporcional a las posibilidades de prestación”, pero también suficiente para evitar riesgo de fuga, porque el dinero solo se devuelve si el procesado cumple con sus obligaciones judiciales. En el caso de Dani Alves, como explica Borja Pérez, abogado penalista, “no puede salir del territorio nacional” y “cada semana tiene que ir a firmar”.
De no hacerlo, el exjugador de equipos como el FC Barcelona y el Paris Saint Germain tiene que asumir las consecuencias: “Se decreta su busca y captura y el dinero se adjudica al Estado”, explica el abogado Marcos García Montes, desgranando lo que le puede ocurrir si incumple las condiciones impuestas.
La del futbolista, no obstante, no es la primera fianza millonaria y mediática. Entre las más altas de la historia está el de Ángel de Cabo por el caso Marsans. En un principio le pedían 50 millones, pero se fue reduciendo hasta los 300.000 euros que le permitieron salir de prisión.
Por el mismo caso, a Gerardo Díaz Ferrán se la bajaron de 30 millones a 10, y luego a 5, aunque él nunca llegó a pagarla.
Por su parte, el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, pagó 200.000 euros, a pesar de que la fianza original era de 15 millones.
También destacan otros casos como el del banquero Mario Conde, que acabó pasando 300.000 euros de fianza para eludir la cárcel.
Ahora, está por ver si Alves finalmente paga la suya. Todavía puede recurrirla, “siempre que se justifique que es imposible la prestación, no que tú no quieras prestarla”, señala García Montes.
No obstante, respecto a este recurso, los expertos no le auguran mucho futuro teniendo en cuenta las características de su caso: “El camino que tiene, desde nuestra experiencia, es muy corto”, señala Borja Pérez.
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