El tenis de mesa se ha convertido en una vía de escape para un grupo de personas con Parkinson precoz. El trastorno no afecta únicamente a personas mayores y muchos consiguen olvidarlo por instantes con una pala en mano en el Club Tennis Taula Ganxets de Reus (Tarragona).
"No somos Superman y enseguida empezamos a jugar bien. De hecho, me encanta el tenis de mesa, pero soy malísima", explica Cristina, de 52 años, sobre un deporte que le permite mejorar la coordinación y el equilibrio: "Te olvidas de que tienes Parkinson".
Su fortaleza ha sido esencial para que otras personas con este trastorno progresivo hayan logrado superar sus miedos y encontrar un estímulo a través del 'ping-pong'. "Cuando juegas, no hay temblores. La gente socializa. Da lo mismo que te enfrentes a una persona que tiene Parkinson que con otra que no lo tenga".
Un deporte que se ha convertido en una terapia efectiva. "Muchos se encierran en casa porque notan que la gente le mira cuando tiembla o tiene bloqueos. Esto se gradúa con el tenis de mesa", admite Cristina, quien lamenta el tabú sobre un trastorno que también sufren los jóvenes.
"No es solo un abuelo mayor con bastón. En el grupo hay una chica que lo empezó a tener con 16 años". En total, son 15 amigos con el mismo trastorno, que han creado el libro ‘A la sombra del Parkinson’ para visibilizar su enfermedad.
Cada relato plasma en letras sus sentimientos. Un libro en el que no han recibido ningún tipo de ayuda y ya han logrado vender más de 1.600 unidades. El dinero recaudado lo han destinado al club de tenis de mesa que les abrió sus puertas y ha ayudado a encontrar un alivio en su día a día.
De hecho, el CTT Ganxets organizó un torneo para personas con Parkinson, que se convirtió en todo un éxito al reunir a más de 40 participantes de todos los rincones de Cataluña. "La mitad no salía de su casa". Es el caso de Pedro, quien se había hecho su propia guarida en su vivienda con una terraza techada con aluminio.
Una situación en la que su mujer acabó por pedir ayuda al grupo de Cristina. "Nos pidió por favor si le podíamos sacar de casa. El primer día le llevamos a jugar tenis de mesa y nos reímos mucho porque la entrenadora le dijo: ¿Tú vas a jugar en tejanos? Él le dijo que sí. Y créeme, que el segundo día ya se había comprado su chandal y su pala. Le encantó".
Desde entonces, Pedro desea cada día que llegue el momento de jugar. "No puede conducir y lo pasamos a recoger. Está emocionado el día que tiene entrenamiento". Una fórmula de escape donde el club se ha adaptado a las necesidades de ellos.
"Nos dijeron cuándo y cuánto tiempo queríamos entrenador. Lo hacemos lunes, miércoles, jueves y viernes. Por supuesto, los días que puede y quiere cada uno", culmina Cristina, quien agradece la eterna ayuda del presidente de CTT Ganxets, Joan Carles.
El pasado 25 de febrero, el club cumplió 10 años. "Desde el primer momento fue un proyecto social. También hay niños con Síndrome de Down que juegan. Es bonito tener la élite, pero tenemos que ser útiles para la sociedad. Ayudamos y facilitamos a colectivos diferentes", destaca Joan Carles, sobre un deporte que no entiende de género, edad o enfermedades: "Cualquier persona puede hacer tenis de mesa".
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