Investigadores de varios centros científicos catalanes han encontrado en un fármaco contra cáncer, el Rucaparib, el potencial en organismo para tratamientos de Parkinson por las transformaciones bioquímicas que estos productos dejan en el cuerpo.
Así lo explican en un estudio publicado en la revista 'Cell Chemical Biology' los investigadores Albert A. Antolin, del programa Oncobell del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) en Barcelona y ProCure del Instituto Catalán de Oncología (ICO), y Amadeu Llebaria, del Instituto de Química Avanzada de Cataluña (IQAC-CSIC).
Los científicos empiezan por explicar que una vez entran dentro del organismo, los fármacos, aparte de realizar su función terapéutica, se transforman bioquímicamente por acción de la maquinaria metabólica, proceso que facilita su expulsión.
Esta biotransformación tiene como resultado una desaparición paulatina del fármaco, que se va convirtiendo en sus metabolitos y, éstos, a su vez, pueden alcanzar altas concentraciones en el organismo y mostrar, también, una actividad biológica que puede ser distinta a la del fármaco original.
"Es decir, los metabolitos y el fármaco coexisten en el organismo, pudiendo provocar efectos distintos de los obtenidos con las moléculas individuales", señalan. Ese sería el caso del Rucaparib, un medicamento usado en quimioterapia del cáncer de ovario, de mama y, más recientemente, del cáncer de próstata y de su metabolito, la molécula M324.
El estudio científico ha analizado la relación entre Rucaparib y M324, y se ha demostrado que el fármaco y su metabolito tienen actividades diferenciadas y actúan de forma sinérgica en algunas líneas celulares de cáncer de próstata.
Asimismo, y esto es lo que más destacan, "sorprendentemente, el M324 reduce la acumulación de la proteína α-sinucleína (un componente importante de los cuerpos de Lewy), en neuronas derivadas de pacientes de Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por un trastorno del movimiento, y en la que las neuronas no producen las cantidades suficientes del neurotransmisor dopamina".
Además, explican, "el hecho de que ese M324 sea capaz de reducir la acumulación anormal de α-sinucleína en neuronas derivadas de células madre de un paciente de Parkinson, pone en evidencia el potencial terapéutico de este metabolito y su posible aplicación farmacológica para el tratamiento de esta enfermedad neurodegenerativa".
Desde el equipo de investigadores señalan que más allá del caso concreto, este descubrimiento apunta hacia una nueva perspectiva conceptual en farmacología: "la que considera el metabolismo de los fármacos no como un proceso indeseable que degrada y elimina la molécula terapéutica del organismo, sino que puede tener potenciales ventajas desde el punto de vista terapéutico".
Por ello, aseguran, tiene importancia caracterizar la actividad de los metabolitos de los fármacos que se derivan en el cuerpo tras su ingesta "para comprender de forma integral su respuesta clínica y aplicarla en la medicina de precisión".
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