El pasado 14 de febrero, Día de San Valentín, los Mossos d'Esquadra consiguieron poner fin a la actividad delictiva de dos personas, una mujer de 30 años y un joven de 24. Sin que hayan especificado si eran pareja, ambos fueron detenidos por cinco hurtos.
No eran unos habituales, en calles o domicilios al azar. Tenían muy bien puesto el foco en un colectivo concreto: personas mayores con movilidad reducida, con edades de entre 85 y 92 años. Ancianas o ancianos indefensos.
Según ha explicado la policía catalana este domingo en un comunicado, cometían los robos en distintos distritos de Barcelona. Aunque la investigación la ha llevado a cabo la unidad de Sants-Montjuic. Ha logrado resolver cinco denuncias presentadas.
No obstante, los agentes creen que los arrestados habrían intentado también sustraer objetos de otros domicilios. Pero, sin que les dejaran entrar finalmente para obtener su botín. En total, consiguieron llevarse más de 300.000 euros en joyas y dinero en efectivo.
Los hechos comenzaron a finales de noviembre del 2023. Un primer robo se produjo en la calle Ca l'Alegre de Dalt y el último registrado fue el 1 de febrero en la calle Ciutat de Balaguer. Sin embargo, el caso sigue abierto y no descartan más detenciones.
Tanto la mujer como el hombre arrestados ya tienen numerosos antecedentes por hechos similares ocurridos en otros puntos de España. Pasaron a disposición judicial el 16 de febrero.
En todos los robos, ambos seguían la misma metodología. Primero, seleccionaban a sus víctimas en el entorno de supermercados para comprobar que no encontrarían a cuidadores o familiares en la vivienda objetivo.
Después, averiguaban dónde residían y la mujer se vestía con un delantal para hacerse pasar por empleada del hogar. Llamaba a la puerta de la persona mayor y le explicaba que trabajaba en un piso superior del mismo edificio o bloque.
Le pedía si podía entrar a su balcón, galería o patio a recoger una prenda que se le había caído, mientras tendía la ropa. Tras obtener el permiso de la moradora, accedía al interior, asegurándose siempre de que la puerta se quedaba abierta.
Así, mientras ella simulaba estar buscando la pertenencia precipitada, el otro joven implicado en los hechos se colaba en el domicilio para sustraer lo que encontrase de valor. Con los indicios, los Mossos pudieron identificar a estos ladrones.
Durante el registro a sus viviendas, los agentes encontraron muchos documentos de distintos países: pasaportes, permisos y licencias de conducir, con diferentes identidades. Están pendientes de analizar, ya que parecían falsos. También tenían 10.000 euros en billetes y variedad de joyas.
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