En su cabeza el plan era perfecto. Disfrazado de mujer entraría en la joyería y saldría de allí con el botín sin que nadie supiera quién era. Pero ni lo uno ni lo otro... ni lo de en medio porque el ladrón de este atraco no se llevó ningún joya, descubrieron quién era y para colmo se quedó encerrado dentro del local en el robo más surrealista que nadie haya intentado en Baena, Córdoba.
Y todo en tan solo unos minutos. A las diez y media de la mañana el atracador entró en la joyería. Vestía leotardos, una bata y una peluca de larga melena morena cubierta por un gorro. Se había puesto incluso un sujetador relleno con papeles. Nada más verlo la dependiente salió corriendo de la tienda y dejó al ladrón encerrado dentro.
Mientras que llegaba la policía local de Baena al lugar, decenas de personas se acercaron hasta la joyería y desde el escaparate veían cómo el ladrón, aún vestido de mujer, se había quedado atrapado en su propia trampa. De repente uno de los vecinos le dijo que se fuera quitando la ropa de mujer para saber quién era.
Durante casi dos minutos, el ladrón se va desprendiendo de la peluca, la bata y hasta el relleno del sujetador. Tirado en el suelo y con los brazos a la espalda, sin soltar su móvil, el atracador obedece todas las órdenes que le dan desde fuera hasta que finalmente llegan los agentes de la Policía Local y entran en la joyería para detenerle.
Finalmente ha sido la Guardia Civil quien se ha hecho cargo del caso y el detenido permanece en la Comandancia mientras se instruyen las diligencias. Se espera que en las próximas horas pase a disposición judicial. Entre tanto la historia del robo más breve y más raro de la historia de Baena va de móvil en móvil corriendo como la pólvora.
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