El Museu Etnològic i de les Cultures del Món (MUEC) retirará a partir de febrero de 2024 tres cráneos procedentes de Nueva Guinea, que todavía pueden contemplarse en Barcelona.
Una decisión con carácter "claramente ético" para "no mostrar elementos humanos" cuando hay otros materiales de las mismas culturas que permiten "explicar "mejor quiénes eran estos pueblos del sur del Pacífico", según explica el director del MUEC Carles Vicente.
Dos de las tres piezas, pertenecientes a finales del siglo XIX y están ubicadas en la misma vitrina, representan la actividad de corte de cabezas, mientras que el cráneo ubicado en el inferior es un culto a los ancestros. "Entran en contradicción en el discurso".
El cambio de milenio inició el camino de la concienciación para no exponer restos humanos en los museos. "Dan una imagen de salvajismo de la comunidad que es errónea y puede llevar a malinterpretar qué tipo de seres humanos viven y cuáles son sus maneras de estar y entender el mundo", añade Carles Vicente.
Retirar estos elementos es una acción que "dignifica la voluntad de mostrar los pueblos indígenas de diferentes partes del mundo, desde una perspectiva lo menos eurocéntrica posible y con el suficiente respeto para dar una imagen real de lo que son estas poblaciones y comunidades".
La retirada está prevista para dentro de 30 días, aunque podría alargarse hasta el mes de febrero. "Lo sustituiremos por piezas que tengan relación con otras actividades que no están tan expuestas en estas salas de Oceanía, como es la actividad de reproducción".
En la primera planta de las casas Nadal y del Marqués de Llió se exponen las piezas de este continente, que muestra las artes de Nueva Guinea y sus entornos más inmediatos.
La diversidad de piezas permite mostrar aspectos artísticos y culturales de diferentes culturas, como las ceremonias de iniciación o funerarias, las máscaras o, en específico, antiguas esculturas de las cuevas del río Karawari.
Las salas de Oceanía cierran con una breve aproximación a los rituales y la pintura sobre corteza de Australia y las artes de la Polinesia. Una colección en la que quedarán dos instrumentos hechos a partir de un fémur y un cráneo, y collares hechos con restos de huesos humanos, de la cultura tibetana, que también estudiarán como retirarlos.
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