El Hospital del Mar de Barcelona ha iniciado un programa de rehabilitación sexual para atender a pacientes que sufren una menopausia precoz o problemas en el área de la vagina a causa del tratamiento contra tumores ginecológicos.
La consulta está dirigida a mujeres que han sufrido o sufren un cáncer de ovario, de cérvix, de endometrio, de vulva o de vagina y a las cuales les es difícil recuperar su actividad sexual a causa de los efectos de los tratamientos que se han utilizado contra la enfermedad.
Pacientes de cáncer ginecológico "muy jóvenes, de menos de 35 años" que, a pesar de superar el cáncer, el tratamiento les "provoca un fuerte bache en su vida", explica la Doctora Gemma Mancebo, jefa de sección de Ginecología del servicio.
La consulta está en funcionamiento desde mayo del 2022 y ya ha atendido cerca de medio centenar de mujeres. Aparte de las pacientes tratadas por un cáncer ginecológico, también visitan a las mujeres con cáncer de mama que pueden beneficiarse. "El objetivo final es mejorar su calidad de vida", añade la Dra. Mancebo.
Los profesionales sanitarios abordan los problemas sobre la sexualidad de las mujeres tratadas, analizando las posibles soluciones y orientarlas. "En muchos casos, la vertiente sexual después del cáncer está olvidada. Es un problema que afecta a muchas de ellas", apunta la Dra. Ester Miralpeix, médica adjunta del Servicio de Obstetricia y Ginecología-
Una de las alternativas que ofrecen es un láser de dióxido de carbono (CO2) fraccionado, que se introduce en la vagina y estimula la generación de colágeno en esta zona.
Esto permite "recuperar la elasticidad y la lubricación vaginal perdida por la aparición avanzada de la menopausia, que pueden causar los tratamientos, como la extracción de los ovarios, o por lesiones provocadas directamente por el tratamiento en la vagina, como puede causar la radioterapia", corrobora el Dr. Josep Maria Solé Sedeno, responsable de la consulta monográfica.
El láser se puede aplicar seis meses después de acabar el tratamiento contra el cáncer y las aplicaciones se repiten durante tres sesiones cada dos meses. Durante todo el proceso se hacen visitas de seguimiento y las pacientes vuelven un año después de su finalización para valorar si les hace falta alguna dosis de recuerdo.
Todo el procedimiento se hace sin anestesia, tiene una duración de menos de cinco minutos y no se conocen efectos secundarios de consideración.
"La lucha contra el cáncer no se acaba en el tratamiento de las lesiones malignas, sino en el hecho que la persona pueda volver a tener una vida plena y satisfactoria en todos sus aspectos", explica el Dr. Toni Payà, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología.
De momento, los responsables de la consulta monográfica han puesto en marcha un estudio para valorar el efecto real de esta técnica en este tipo de patología, que hasta ahora ha sido "muy poco" estudiada.
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