Jeevan es un vecino del Raval (Barcelona), de origen nepalí, que estuvo a punto de perder un ojo el pasado 31 de octubre tras sufrir un apuñalamiento.
Los hechos ocurrieron de madrugada en la inmediaciones de plaza Universidad, cuando presenció una pelea entre un grupo de personas y dos jóvenes en un bar. En ese momento, tanto él como sus amigos decidieron intervenir para defender a los que estaban en inferioridad.
"Les estaban pegando una paliza brutal. Queríamos llamar a la policía, pero no había tiempo, por lo menos queríamos separarlos", explica uno de los afectados, que conoce de vista a los agresores. "Son del barrio y fuimos a decirles que se tranquilizasen, pero se volvieron contra nosotros".
Un percance por el que acabaron sufriendo la furia del grupo violento. "Mientras estábamos intentado calmar la situación, un chico me realizó la técnica del mataleón y cuando me recompuse vi que había una pelea campal. Nos estaban pegando 15 personas", recuerda uno de ellos.
La peor agresión la sufrió Jeevan, que fue apartado por tres hombres y uno de ellos le atestó una puñalada que estuvo a punto de acabar con la visión de uno de sus ojos.
"Él pensaba que lo había perdido. Le alumbramos y estaba todo lleno de sangre. También tenía toda la pierna abierta. No había visto nunca algo así", rememora Lucas, otro de los amigos. Ante los hechos sufridos, cinco de las víctimas fueron atendidas en un centro hospitalario y posteriormente decidieron interponer una denuncia colectiva.
Al día siguiente, Lucas regresó al bar donde ocurrió la batalla campal y vio a uno de los agresores. "Estaba tomándose una birra. Llamé a la policía, que preparó una emboscada y lo detuvo".
El arresto duró 48 horas hasta que fue puesto en libertad. "Estamos preocupados. Nos empezó a buscar a todos, peinando la zona con un patinete eléctrico. Ni podíamos salir de casa", lamenta Lucas.
Un terror que también sufre Jeevan, quien regresará a Nepal durante tres meses. "Estoy recuperándome. Mi ojo todavía no está bien y tampoco puedo caminar bien. Tenemos miedo a salir a la calle y de que otra vez salgan con el cuchillo", añade.
El grupo de amigos quiere que el bar donde ocurrieron los hechos cierre. "Que esa gente se vaya de ahí. Hay problemas de todo tipo: abusos, droga, peleas, tiroteos...hasta les he visto sacando machetes".
Un suceso que se ha convertido en la tónica habitual en esta zona del barrio catalán. "Estamos viendo cómo se va pudriendo esa plaza que es especial para nosotros. Ahí nos hemos conocido, pero se está muriendo con este tipo de actos. Hay mucha inseguridad". De hecho, la gente más cercana a las víctimas les han prohibido regresar al establecimiento en cuestión. "Nos puede caer una tunda".
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