Barcelona se prepara para afrontar dos desalojos en cuestión de diez kilómetros el próximo 30 de noviembre. Uno en el edificio 'okupado' de La Ruïna, en el barrio de la Bonanova, y el otro en el Estudi 9 de Santa Coloma de Gramenet, ciudad vecina de la capital catalana.
Un nuevo intento de desalojo por partida doble, que en el caso de La Ruïna se convirtió en un artefacto electoral en las anteriores elecciones municipales y en un 'campo de minas' entre vecinos, antisistema y Desokupa.
Los asistentes que intenten resistir el intento de desalojo deberán dividirse, después de que suspendiesen el pasado martes el segundo intento para entrar al centro social 'okupado' en el casco antiguo de Santa Coloma de Gramenet, por la falta de efectivos "para asegurar la asistencia de la fuerza pública necesaria".
Por este motivo, el nuevo intento llegará el jueves 30 de noviembre a las 7:00 horas de la mañana. "Coincide incluso la hora. Ahora parece que las fuerzas represivas se han organizado mejor y han escogido una fecha que obligará a dividir fuerzas entre ambos espacios autogestionados", han explicado desde el propio centro social 'okupado' desde 2018.
Este inmueble está afecto a la reparcelación del casco antiguo de la ciudad 'PERI' (Plan Especial de Reforma Interior de Santa Coloma Vella II) que tumbó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en noviembre de 2022.
"Si su estrategia era unificar dos desalojos relevantes para hacer más efectiva su tarea, nuestra respuesta es clara: coordinarnos y hacer frente la represión con más fuerza. No habrá ninguna casa ni espacio sin defender. Como dice La Ruïna: Nuestras casas son trincheras", han culminado.
Por su parte, los okupas de la Bonanova ya alertaron de su intención de convertir los edificios de El Kubo y La Ruïna en "un campo de batalla" el próximo 30 de noviembre, para evitar el desalojo tras más de 15 años viviendo en la zona alta de Barcelona.
La tensión volverá a las calles y los okupas advierten que están preparados para todo. "La última vez les salió mal, esta vez les saldrá peor, que asuman el coste".
Una guerra "abierta", por lo que "aceptan" el desafío y "abrazan el conflicto". "No reconocemos su autoridad, no respetamos sus leyes ni legitimamos sus sentencias. Sabemos que volverán a utilizar todo su aparato represivo", añaden en un comunicado difundido por redes sociales.
Los okupas han avisado de que utilizarán lo que tengan a su alcance para combatir "en esta guerra social". "Estamos listos para responder con toda nuestra furia. La rabia y la imaginación siempre encontrarán formas en las que manifestarse".
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