La reclamación de prohibir el uso del teléfono móvil a menores de 16 años se ha convertido en una marea virtual que une a miles de familias de toda España.
"La prohibición en las escuelas puede ser entendida como una cuestión de 'todo o nada', cuando la realidad es que es altamente probable que el móvil acabe formando parte de las vidas de los menores tarde o temprano", señala Mercè Botella, coordinadora de la cooperativa de telefonía Somos Conexión y psicóloga social.
Para la entidad, prohibir el móvil en las escuelas es una medida "muy razonable", pero privar a los niños del contacto total con los dispositivos puede ser perjudicial.
"Si esperamos a los 15 o 16 años, la comunicación y el acompañamiento son mucho más complicados a estas edades porque los adultos dejan de ser los referentes, entrando mucho más en juego la presión social del entorno de su edad", añade Mercè Botella.
La cooperativa sí aplaude el objetivo que se han fijado las familias de retrasar la compra del primer móvil. "Es necesario que las familias tomemos el control de la situación y seamos las que enseñamos a utilizar la herramienta. Si no lo hacemos nosotros, la misma herramienta toma el control. El móvil nos utiliza a nosotros”.
Somos Conexión incide en la diferencia entre los móviles inteligentes y los que no lo son. "Los móviles antiguos no generan estos problemas y pueden ser útiles para que la familia pueda mantener un canal de comunicación con su hijo, especialmente en aquellas etapas donde empiezan a desplazarse solo. Para tener unos niños más inteligentes, quizás es necesario recuperar los móviles tontos"
También piden poner el foco en "las empresas que monopolizan los móviles con sus aplicaciones", que "han convertido" el smartphone en un instrumento altamente nocivo para todos, no solo para los menores”, aseguran.
"En vez de prohibir el móvil a los menores, deberían prohibirse a las grandes corporaciones utilizar aquellos mecanismos que hacen que el móvil sea tan adictivo y nocivo", comenta Mercè Botella.
En este sentido, ven claro trabajar a todos los niveles con las familias, las escuelas y las instituciones. Aunque, también ven necesario cuestionar "algo que hemos asumido como natural: que el móvil nos controle".
La cooperativa creó una guía en la que proponen unas etapas de incorporación de esta tecnología y dan consejos y trucos para conseguir la introducción paulatina y consciente.
Uno de los consejos es no empezar con un móvil propio, sino con un móvil propiedad de “la familia” que se utiliza solo cuando es realmente necesario.
Por otra parte, también se incide en que, en las primeras fases, este uso "debe ser siempre supervisado" y deben ponerse límites en el tiempo y en la forma de utilizarlo.