Lu y Vida son las dos perras terapéuticas que aportan alegría a los pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital del Mar de Barcelona, que ha puesto en marcha un programa para mejorar el estado de salud de los enfermos.
Una estimulación diferente que permite a los pacientes rebajar el estrés al sentir la compañía de unos animales que les acompañan en los boxes y se dejan achuchar por parte de los ingresados.
"El mayor premio que le puedes dar a Lu y Vida es que les acaricies y les des atención. Aquí la tienen al máximo y multiplicada", explica Maribel Vila, responsable de los programas de terapias Fundación Affinity, que colabora con el centro hospitalario catalán para que los pacientes incrementen su confort, relajación y bienestar a través de un entorno más amable dentro de la UCI.
La iniciativa consiste en dos sesiones semanales de entre 15 y 20 minutos por persona. De este modo, tanto el personal técnico como los perros entran al box al cumplir con la vacunación, higiene y estar desparasitados. Una vez dentro, el paciente siente el cariño de los animales adiestrados para realizar la terapia.
"Son perros tranquilos, que no se ponen nerviosos cuando escuchan pitos o alarmas. Pueden estar al lado de ellos, dejándose acariciar. Intentamos que para ello pueda ser tan divertido y reconfortante como para nosotros. Hay una transferencia de bienestar entre el paciente y el animal", reconoce el Doctor Joan Ramón Masclans, jefe del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital del Mar.
Estas sesiones permiten olvidar por momentos el lugar en el que están ingresados. "La UCI es un elemento hostil por naturaleza. Por mucha que la humanicemos, cualquier entrada al hospital provoca incertidumbre y estrés. La sensación de gravedad comporta una sensación de angustia muy importante. Ahí es donde pensamos que los animales terapéuticos pueden ayudar a rebajar el estrés".
Durante las sesiones, los ingresados interactúan con Lu o Vida dentro de sus posibilidades y movilidad. "Subimos al perro a la cama y básicamente es acompañamiento. El paciente lo toca, quizás pueda cepillarlo o dar algún premio en algún momento, pero no mucho más. La prioridad es que disfrute y sea beneficioso para ambos".
Un tipo de trabajo que no puede realizar cualquier tipo de animal. "Son muy seleccionados y especialmente los dos que trabajan en esta unidad les encanta el contacto humano. Aportan alegría, incluso a los propios profesionales. Cuando entramos por las puertas ves a enfermeras o médicos acariciándoles".
"Un día entramos con los perros y el paciente se puso a llorar. Siempre aportan una sensación de confort y tranquilidad", añade Maribel Vila, sobre un programa que puede disfrutar un gran perfil de pacientes.
"Por la tipología no hay una contraindicación. Es más el estado clínico con el paciente". También personas intubadas, que no se pueden mover. Por contra, los pacientes inmunodeprimidos, con las defensas bajas, o con gérmenes multirresistentes no se pueden beneficiar de esta prueba piloto.
El proyecto tiene una duración inicial de un año y constará de 72 sesiones. Una vez finalizado, procederán a su evaluación. "Uno de los objetivos es demostrar que trabajar con perro en un entorno así favorece la relajación y disminución del estrés y ansiedad".
Para demostrar estos beneficios de los animales como recurso terapéutico en la UCI, recogerán muestras de saliva de los pacientes antes y después de la interacción con los perros. "Permitirá ver los niveles metabólicos de estrés y bienestar y confirmar realmente que esta percepción que tenemos es real".
De momento, el resultado está siendo inmejorable. "Lo primero que te pregunta el paciente, cuando puede hablar o se comunica por otras vías, es cuándo vuelve el animal".