La última vez que la familia de Josep Català Vidal vio al hombre de 59 años fue el 25 de octubre de 2022 en Sort (Lleida). Desde entonces, sus seres queridos no han perdido la esperanza en encontrar cualquier indicio que les lleve hasta su paradero, aunque tras un año de su desaparición "parece que se le haya tragado la tierra".
El rastro de Josep se perdió un martes cuando salió de su domicilio sobre las 09:00 horas. En principio para dirigirse al médico de cabecera, donde tenía que ir a buscar el alta médica a las 10:30. Sin embargo, nunca llegó a presentarse al centro sanitario.
Con el transcurso de las horas, la inquietud por saber el paradero de Josep iba en aumento y su mujer lo llamó por teléfono varias veces sin éxito.
Una situación límite que le llevó a los Mossos d'Esquadra para denunciar su aparición. Así activaron los protocolos de búsqueda el mismo día sobre las 16:00 horas, pero hasta la fecha no hay rastro de donde puede estar el vecino de Sort.
"En estos momentos ya no sabemos dónde buscar. Parece que se le haya tragado la tierra. Ha desaparecido del mapa. Dejó las llaves y la cartera en casa. No se llevó nada. No ha hecho movimientos en los bancos. Los mossos que investigan alucinan, no encuentran ninguna línea por donde tirar el hilo", reconoce Roger, cuñado del desaparecido.
El hombre iba en su todoterreno Mitsubishi Montero de color gris con matrícula L- 2437 Z, vehículo que tampoco ha sido localizado. "Solo lo vieron un par de vecinos de la zona por carretera, subiendo por la Vall d’Àssua (Lleida)". En este lugar su móvil dejó de dar señal.
Durante la primera semana, Bomberos y Mossos d'Esquadra coordinaron un amplio dispositivo de búsqueda en el que participaron helicópteros, drones, perros y buceadores. "Se volcó todo el mundo. Algún día tuvimos hasta militares que se ofrecieron gracias a un compañero que tenía conexión con ellos".
La búsqueda no tuvo los resultados esperados. "Luego se han hecho algunas batidas puntuales en zonas concretas. Con el helicóptero de mossos también han ido haciendo por su cuenta. Incluso los vecinos que tienen tiempo, suelen ir mirando. Se ha seguido todo el Pallars Sobirà. Todo lo que se podía mirar se ha hecho".
Un año después, la familia sigue sin saber nada ni tener ningún indicio de qué ha podido pasar, por lo que hacen un llamamiento para que las personas que vayan a las montañas de la Vall d'Àssua estén atentas si ven algo que pueda arrojar luz sobre lo sucedido.
"La familia está hecha polvo. Realmente no sabes qué hacer. Si no está aquí o ha cogido una ruta que se había preparado y se ha ido a Francia y está dentro. Podría ser, pero lo que es el Pirineo y Vall d’Aran la gente lo conocía", concluye Roger, sobre un caso con el que esperan encontrar algún día a Josep.
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