La Audiencia de Girona ha condenado a 26 años y medio de prisión al profesor de batería de Quart, Jordi B., que agredió sexualmente a cinco alumnos de entre 10 y 22 años de 2009 a 2020.
La sentencia considera por probado cada uno de los cinco abusos que sufrieron las víctimas. Concretamente, se condena al profesor a siete años por los abusos a tres víctimas, a cuatro por otra y un año y medio por la quinta. Asimismo, los jueces han absuelto al condenado de los delitos de exhibicionismo y provocación sexual.
El hombre deberá cumplir una condena total de 20 años, y también le impone cinco años de libertad vigilada. Además deberá indemnizar a las víctimas con 15.000 euros a cada uno, excepto uno para el que el tribunal ha fijado 20.000 euros de indemnización.
Durante el juicio, tres víctimas apuntaron que veían al profesor de batería de 68 años, que tenía 52 en el momento que empezaron los hechos, como “un referente” al que sentían “admiración y respeto”, que era una gran músico con “mucho carisma” y que, en sus clases, se mostraba “muy amigable y cercano”, como “un refugio”.
Éste les obligaba al llegar a darle dos besos en la mejilla o uno en la boca. A medida que pasaba el tiempo el profesor aumentaba ese contacto con masajes en los que tocaba los genitales de las víctimas para acabar en masturbaciones en los tres casos, junto a felaciones en dos.
Todos relataron que les hacía sentir "especiales", diciéndoles que serían muy buenos si continuaban dando clase con él y que les hacía chantaje emocional o material en forma de venta de instrumentos si se dejaban masajear.
Otro de los denunciantes confirmó las masturbaciones y felaciones. “La sensación que tenía yo, que era pequeño, era que no podía decir que no, era un persona respetada en la comunidad de músicos, mayor, que sabía mucho, yo creía que era algo normal, a la vez no me gustaba y yo pensaba que a los alumnos más grandes también les pasaba, estaba tan confundido que aquello era la normalidad de las clases”, detalló.
Las víctimas explicaron que no supieron que lo que habían sufrido eran agresiones sexuales hasta tiempo después y, en algunos casos, lo negaron por “vergüenza” y sentimiento de “culpa”, pero finalmente las denuncias les animaron a declarar, ya que los alumnos se organizaron en una red de apoyo.
El profesor de batería reconoció que tuvo relaciones sexuales con todas las víctimas, excepto una. En su declaración, el profesor ha querido destacar que en "ningún caso percibió que éstas no fueran consentidas", sino "todo lo contrario".
Durante su declaración, los cinco denunciantes estaban en la sala y se vivió un pequeño momento de tensión cuando el acusado explicó sobre una víctima que "le gustaba mucho besar en la boca". Justo entonces, la víctima se puso muy nerviosa y tuvo que abandonar la sala con un ataque de nervios.