Las vistas del río Onyar, a su paso por Girona, es una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad. Y esta primavera discurre prácticamente sin agua a causa de la sequía que afecta a Cataluña desde agosto de 2020.
"Otros años está hasta arriba de agua y ahora el nivel del agua no para de bajar", cuentan los vecinos, preocupados. "Los campos de la zona llevan cinco meses sin agua, no podemos regar", añaden y pronostican un escenario todavía más triste: "Este verano estará seco, seco", temen.
El río no recibe el caudal de uno de sus afluentes principales, la acequia Monar. Procede del Ter y primero estuvo cortada por obras pero ahora ha bajado su caudal natural por la falta de precipitaciones. En los espacios con agua se ven a simple vista las aletas de los peces que luchan por sobrevivir en un espacio cada vez más reducido.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha explicado este martes en rueda de prensa que es la peor sequía en 50 años y no va a ser una situación excepcional. El líder catalán ha avanzado que si la falta de precipitaciones persiste se tomarán nuevas restricciones aunque no ha concretado cuáles serán.
Los agricultores catalanas esperan uno de los años de cosechas más desastrosas. El canal de Urgell que abastece de agua a los campos de Lleida discurre con apenas un palmo de agua. Las espigas de los campos de trigo no llegan a los 30 centímetros: "Están pequeñas, pochas y con hongos. A estas alturas deberían llegar a la cintura", explica Santiago Caudevilla, responsable de Unió de Pagesos.
Numerosos campos preparados para el cultivo de maíz se han quedado sin sembrar: "No hemos podido porque no hay agua", explican.
"Es una sequía devastadora. Nunca habíamos visto esta situación", cuenta Caudevilla. A la situación climática se suma la subida de precios de maquinaria y materias primas además de la bajada del precio de cereales, cuentan. Calculan unas pérdidas alrededor del 80% de la producción: "No ha llovido, sufrimos calores por encima de la media y no tenemos agua. Tendremos pérdidas millonarias", explican.
La situación es aún más grave en los campos de regadío: "De cada 10 hectáreas podemos sembrar dos como mucho. Es una parada total para el sector", explica Unió de Pagesos. Los agricultores explican que la sequía también trae plagas de roedores de hoja: "Falta masa verde porque ha llovido poco y van a lo que queda de cultivo", explican.