No es un bar ni pretende serlo, pero una particular barbería de Sevilla ofrece a sus clientes tomarse una cerveza, un café de cápsula o una pequeña botella de agua. La idea es de un joven al que le encanta estar en los bares: “Mientras estoy aquí trabajando no puedo ir, así que me he traído la terracita al negocio”, bromea Marco.
En plena ‘guerra’ de veladores en la capital, lo que él tiene realmente no es un velador, sino sólo una mesa y dos sillas, en “un hueco perfecto” que le quedaba. “Están justo en la entrada, no ocupa la calle”. Reconoce que “a la gente le gusta el rollo” de sentarse ahí a esperar.
Además, al ser el mobiliario de madera, encaja con el “estilo vintage o clásico” de su local. Marco explica a Informativos Telecinco que “algo así no es común en peluquerías” y que su objetivo era “darle un toque diferente” a la suya.
Por eso, también se le ocurrió lo de las bebidas, que guarda en una mininevera: “Me gusta mimar a cada cliente ya desde que llega y hasta que termino el servicio. Intento ser muy cuidadoso en el corte, arreglo de barba, afeitado...”.
Hace dos meses que abrió la barbería en el número 8 de la calle Rafael Laffon de la barriada de Tartessos. El hecho de que no esté tan a la vista como otras de la zona le condujo a pensar igualmente en distinguirse de alguna manera.
Y el buen clima que suele tener Sevilla durante el año ayuda a que su concepto de terraza tenga “buena aceptación”. Por supuesto, quienes prefieran entrar y permanecer dentro del local, pueden hacerlo, pues hay “un sofá hecho con palés de madera”.
A este sevillano de 31 años, sus amigos, con mucha guasa, lo apodaron ‘Marcolico’. Se lo dicen de forma cariñosa, ya que le gusta mucho la cerveza: "Y tomármela en el bar, al solecito. Es una costumbre muy de la gente de aquí".
Sin duda, ese nombre casa a la perfección con la iniciativa que tuvo para su nuevo negocio. Eso sí, nos reconoce que mientras trabaja se mantiene sobrio porque es "muy profesional". Así lo acredita su trayectoria y experiencia en el oficio.
Decidió emprender después de haber estado “en numerosas peluquerías” de la ciudad hispalense. “Me formé en corte y peinado de señora, me gustó mucho y no me faltó trabajo. Pero, pasados unos siete años me especialicé en barbería", recuerda.
"Entonces descubrí que me sentía más cómodo atendiendo a hombres”, admite. Huyendo de las “malas condiciones” que cree que “hay en el sector”, optó por ser su propio jefe. “Ya que me explotaban… me exploto yo”, dice con una carcajada al final.
Sin prisa alguna, mientras seguía encadenando contratos temporales, le llegó la oportunidad. “Tuve la opción de coger el traspaso de esta peluquería que ya existía, aunque llevaba cerrada más de cinco meses", nos cuenta el dueño de Marco's Barber.
"Se adaptaba muy bien a lo que tenía en mente, sólo era cuestión de actualizarla y darle mi enfoque”, concluye e invita a acudir a ella. Los clientes pueden pedir también cita online por Booksy. "Cervecita, degradadito y a casa bien guapito", expresa entre risas.
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