Hay puentes que se siguen labrando entre Valencia y el resto del mundo. Algunos son grandes y esenciales. Otros algo más diminutos, pero suman. Como el que sale de un colegio de Sevilla de Educación Infantil y Primaria. Niños de pequeñas manos, pero llenas de grandes intenciones, que quieren ayudar a quienes tanto han perdido. Esta vez, desde el barrio de Nervión va a viajar una ayuda muy especial.
En el Colegio San Miguel, sus más de 200 alumnos acostumbran a convivir con distintas necesidades. El centro cuenta con dos aulas TEA, es decir, espacios educativos especializados para niños con Trastorno del Espectro Autista. Niños con dificultades para comunicarse, entre otras. Por eso, en el centro es habitual encontrar murales con pictogramas que les ayudan a relacionarse y en definitiva a hablar. "Comprenden mejor una imagen que una palabra, es un complemento esencial para que puedan comunicarse", dice Chari Moreno, profesora de educación especial del colegio, sobre el uso de dibujos para la interacción de niños con autismo.
Así que cuando desde el AMPA del centro propusieron ayudar de una forma especial a los más pequeños damnificados por la DANA, nadie lo dudó. "Allí han perdido todo el material escolar que les ayudaba en el día a día", dicen desde Sevilla, donde han empezado a realizar comunicadores en forma de llaveros con esos necesarios pictogramas. "Son imágenes del día a día, como la de unas manos que se lavan, o el gesto de beber agua, que para ellos es más fácil que usar una palabra", añade la PT del colegio sevillano.
La Fundación Miram de la Comunidad Valenciana serán los destinatarios. Ellos se encargarán de repartir la treintena de llaveros que saldrán desde este rincón sevillano entre unos niños que han vivido la pérdida de muchas cosas básicas, pero también algo vital: la posibilidad de comunicarse y expresar sus necesidades, sus emociones o sus preocupaciones. Porque estos nuevos pictogramas podrán convertirse en su voz.
Para los alumnos del San Miguel, este proyecto no es algo nuevo. En su colegio, la inclusión no es solo un concepto, sino una práctica diaria. Ellos conocen muy bien lo que significan los pictogramas. Saben que, para algunos niños, una sonrisa o una palabra no basta; que a veces, un pequeño dibujo puede serlo todo. Así que con esa empatía natural han puesto todo su cariño en estos llaveros.
Es entender lo que a veces se olvida: el poder de los pequeños gestos. Niños separados por cientos de kilómetros de distancia, pero que comparten algo profundo: el deseo de que todos puedan comunicarse. Sevilla y Valencia unidas por el lenguaje del corazón de los más pequeños.
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