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Hasta 222.790 euros de indemnización es lo que ha conseguido la Asociación 'El Defensor del Paciente' para una malagueña discapacitada respecto a la cantidad inicial que le otorgaron, después de sufrir una mala praxis con una gastrostomía.
La cifra supone un aumento de más de un 1.132 %. Ya que el Servicio Andaluz de Salud sólo le concedió 18.078 euros tras reconocer la negligencia médica cometida. Otro caso distinto condenó al mismo SAS a pagar casi 300.000 euros a una familia.
Informativos Telecinco ha tenido acceso a la sentencia emitida por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº7 de Málaga. En ella, estima la demanda que presentó el abogado Damián Vázquez acerca de la reclamación patrimonial.
Tanto la paciente como sus familiares decidieron acudir a la vía judicial por no quedar conformes con ese importe para la reparación integral del daño causado. La joven, de 29 años, tenía ya una invalidez que se empeoró por lo ocurrido.
Concretamente, la afectada sufrió "graves y desproporcionadas secuelas" que derivaron en una "incapacidad absoluta con dependencia de sus padres". Por tanto, no puede realizar ninguna actividad de su vida diaria sin ayuda, algo que antes sí podía.
La deficiente asistencia médica tuvo lugar en el Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Cuando se dio una "flagrante violación de las órdenes y protocolos tras la gastrostomía", relata la asociación que defiende a pacientes.
Dicha intervención consiste en introducir un tubo a través de la pared del abdomen. Va directo al estómago y facilita la salida tanto de aire como de líquido. Después de colocárselo a la chica, hubo problemas con la sonda, como su perforación.
A la paciente la tuvieron que operar nuevamente tras unas complicaciones que surgieron a raíz del incumplimiento de la orden de dieta. Los enfermeros que la atendieron tenían prohibido alimentarla durante las siguientes 24 horas a la primera cirugía.
Pero, el "mal funcionamiento de la administración sanitaria" provocó que le diesen comida a las ocho horas. Ahí comenzó a "desestabilizarse", sufriendo una infección nosocomial por Klebsiella y otros daños por estar el tubo colocado incorrectamente.
Requirió de una intervención posterior mediante laparotomía exploradora para colocarle la sonda bien, tras el "tremendo fallo anterior, pues el globo que sujetaba la sonda estaba vacío". Además, no se habían ni dado cuenta.
Como consecuencia de que la sonda se quedase alojada en la cavidad estomacal, sufrió una peritonitis aguda que originó el resto de dificultades. Tuvo que permanecer tres meses ingresada, tiempo en el que se sometió a una traqueostomía y una extirpación de trompa derecha.
El fallo definitivo del juzgado malagueño condena al SAS a pagar 50.000 euros a los progenitores y 172.779 a la paciente. Incluye conceptos indemnizatorios como los días que estuvo impedida totalmente, las secuelas físicas, estéticas y perjuicios por su pérdida de calidad de vida.
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