Nuria Vargas contesta al teléfono desde la sala de espera del centro de salud donde pasa consulta el pediatra de su hijo. Acude allí con tanta frecuencia que ya la conocen de sobra. Ha ido porque necesita que deriven a su pequeño a un especialista, a un nefrólogo. Y es que, con poco más de un año de vida, padece nefrocalcinosis.
Su caso puede ser el de una afectada más de los vecinos de la barriada Guadalquivir de Coria del Río, en Sevilla. Un grupo de personas que llevan más de 15 años denunciando que viven expuestos a una evidente contaminación por gases tóxicos.
Hace un tiempo, crearon la Asociación de Vecinos Afectados por los Tóxicos de Coria del Río y, mediante ella, han ido haciendo públicos casos tan extremos como infartos, leucemias, otro tipo de tumores o muertes súbitas. Afecciones que son difíciles de vincular a la exposición directa de estas sustancia contaminantes, por lo que este grupo de afectados lucha de forma constante para que se reconozca la relación.
No es el caso del hijo de Nuria. A ella, un informe médico le ha reconocido que existe una intoxicación por benceno y que estaría detrás del fallo de medro (retraso en el crecimiento físico) y de la nefrocalcinosis que padece su bebé. "No tiene tratamiento de momento y no sé las consecuencias que le traerá", es la desesperante consecuencia a la que le ha llevado este diagnóstico.
Nuria vivió 7 meses de ese embarazo en la zona afectada, después se fue a vivir a Canarias, donde dio a luz y donde comenzó el suplicio. Bajó de peso muy rápidamente nada más nacer, las pruebas se sucedieron y los resultados llegaron. "Que se le calcifique el conducto de los riñones y pierda la función renal" es el mayor miedo que tiene esta madre, a la que en un principio le dijeron que su hijo padecía algún síndrome que no terminaban de localizar.
Ahora, el pequeño hace una vida lo más normal posible y solo tiene indicaciones específicas de cara a la alimentación. "Lleva una dieta con calorías extras en todas las comida y tiene que evitar exceso de calcio", dice aliviada.
Su caso es el más grave de los muchos que siempre han denunciado unos 4.000 vecinos de Coria del Río. Piden que se limpien los suelos sobre los que se levantan sus casas y de los que supuestamente emanan químicos altamente perjudiciales para ellos.
Las causas reales se han investigado en varias ocasiones. Podría ser una posible filtración de combustible de una gasolinera cercana o unos pozos mal sellados donde en los años 80 se vertían residuos industriales. Lo que sea, trae a los vecinos por la calle de la amargura y van a seguir batallando hasta que se demuestre que todos sus problemas tienen un claro causante.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.