La vida de María Rubio dio un giro de 180 grados cuando perdió a sus padres. "Trabajaba en Italia como programadora de control numérico y cobraba 5.000 euros al mes", y aun así no le importó nada dejarlo todo para volver a Almería y trabajar en lo que había visto toda su vida: cuidar animales.

"Mi padre se llamaba Juan Rubio, pero le decían Juan Regino, y era granjero", dice María con orgullo. De él aprendió a tratar con vacas, cerdos, ovejas... y sobre todo perros. "Empecé a adiestrarlos ya de joven", así que cuando volvió a España siguió haciéndolo. Fue el primer paso para conseguir su sueño.

Poco a poco, su trabajo con animales fue creciendo hasta crear un resort para perros en Fines, en la provincia de Almería, donde no les falta de nada. "Quiero verlos felices", dice María, que cuenta con peluquería canina, una máquina de autolavado y habitaciones individuales para largas estancias.

Sin embargo, es ahora en verano cuando más visitas recibe gracias a una de las pocas piscinas de agua salada para perros y dueños que hay en España. "El cloro no es bueno para los animales", dice María. En total, 600 metros cúbicos de agua que durante esta época abren junto con el restaurante.

"Viene gente de todas partes", cuenta a Informativos Telecinco. Desde Sevilla hasta Murcia, pasando por Jaén o Málaga, decenas de personas traen aquí a sus mascotas para darse un baño con ellos cada verano.

Aparte del resort canino, el adiestramiento y los servicios, María también realiza actividades terapéuticas en las que algunos de sus perros visitan a jóvenes con autismo o personas mayores. "A nuestro perro José le encantan los niños y los mayores y se viven momentos preciosos cuando se juntan", nos explica.

Además, casi desde que empezó a trabajar con animales, María colabora en el rescate de personas desaparecidas. De hecho, sus perros han participado ya en numerosas búsquedas, entre ellas la del pequeño Gabriel Cruz en el año 2018.

Todo un mundo girando entorno a su amor por los perros, algo que heredó de su padre Juan, fallecido hace ya más de tres décadas. Ahora junto a la piscina conserva como homenaje el Renault 4 de su padre que le recuerda cada día el esfuerzo de un granjero de Almería por hacer felices a sus animales.

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