Se llama Pedro Rodríguez y trabaja desde hace tres años como camarero en el restaurante Pomodoro del centro comercial Bahía Sur, en San Fernando, Cádiz. El martes, mientras servía las mesas, los clientes vieron cómo dejaba de lado su trabajo para sentarse junto a un cliente tetrapléjico que no podía comer solo.
Ante la mirada del resto de clientes y aún con el uniforme puesto, Pedro le ayudaba a beber de una pajita mientras le daba pacientemente cada bocado. “Él quería comer, y es lo menos que podemos hacer", comentaba el camarero que vigilaba en todo momento de que no se manchara entre risas y charlas con el cliente.
"Yo le digo que no se ría que se va a atragantar y a ver si la vamos a tener", bromea Pedro, que como el resto de camareros del Pomodoro, conoce bien a este cliente. Se trata de Miguelón, un vecino de San Fernando que lleva varios años comiendo en este restaurante de San Fernando.
A diario Miguelón cuenta con la ayuda de una asistenta que le da de comer. Sin embargo, una vez a la semana tiene que acudir a rehabilitación. "Ese día no tiene a la asistenta que le da de comer porque ya acaba su horario", explica Pedro. Así que empezó a ir al restaurante Pomodoro.
Allí siempre se pedía una pizza cinco quesos y siempre pedía a los camareros que le pusieran la porción en la mano. "Un día pensamos que debía estar harto de la pizza de cinco quesos y le dijimos que pidiera lo que quisiera que nosotros íbamos a darle de comer", cuentan a Informativos Telecinco.
"Está más que hablado entre todos", dice Pedro. Cuando llega Miguelón se organizan y se reparten el trabajo para que uno de ellos siempre se encargue de ayudarle a comer. Los jefes lo saben y no solo lo aprueban, sino que dan todas las facilidades para que esta situación continúe durante mucho tiempo.
Así empezó la relación tan especial que hay entre los trabajadores del Pomodoro y Miguelón, que varios años después sigue acudiendo cada semana a este restaurante. "Viene mínimo una vez semanal y a veces incluso dos", cuenta Pedro Rodríguez, al que ayer la cámara de un vecino de Cádiz sorprendió mientras daba de comer a Miguelón.
"Hoy fui al mediodía a comer con mi novia y nuestros hijos, al Pomodoro de Bahia Sur en San Fernando, y pudimos vivir una situación q nos emocionó", publicaba Miguel Gómez junto a la foto de Pedro y Miguelón, "ojalá más gente así… detalles como estos son los que me hacen creer que aún queda gente buena en este planeta".
Ajenos a la mirada del resto de clientes, sin saber siquiera que la cámara de un móvil les fotografiaba, Pedro y Miguelón seguían charlando como cada semana en una mesa. "Son muy atentos conmigo, tanto en cocina como en terraza y Pedroes muy buen chico", explica Miguelón, que nos cuenta que recibe el mismo trato en otros locales de San Fernando, como en la casería Casamuriel o La corchuela,. Lugares donde hace tiempo dejó de ser un cliente y se convirtió en un amigo.
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