El equipo investigador liderado por el Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ICM-CSIC) y la Universidad de Cádiz ha demostrado la capacidad de los satélites para monitorizar basura marina desde el espacio en un estudio en el que han propuesto incorporar sensores específicos en futuras misiones espaciales para mejorar la detección de plásticos.
La investigación, que ha sido publicada en la revista 'Nature Communications', ha estado financiada por la Agencia Espacial Europea (ESA). Al margen de la Universidad de Cádiz y el ICM-CSIC, el equipo de trabajo ha estado compuesto por investigadores de la Agencia Espacial Europea (ESA), ARGANS France, la Universidad Politécnica de Cataluña (España), el Consiglio Nazionale delle Ricerche (ISMAR-CNR, Italia), la Technical University of Crete (Grecia), ARGANS Ltd. (Reino Unido), AIRBUS Defence and Space (Francia), el Joint Research Cente (JRC) de la Comisión Europea, The Ocean Cleanup (Países Bajos), y ACRI-ST (Francia).
Durante el estudio, los expertos han analizado una serie histórica de seis años de observaciones del satélite europeo Copernicus Sentinel-2 en el Mediterráneo. En total, han escrutado 300.000 imágenes tomadas cada tres días con una resolución de diez metros.
A pesar de que los sensores del satélite no fueron diseñados específicamente para detectar basura, su capacidad para identificar plástico ha permitido elaborar un mapa de las zonas más contaminadas del Mediterráneo, según informa el CSIC. Concretamente, este mapa muestra los principales puntos de entrada de basura desde el continente y mejora la "comprensión" de los mecanismos que transportan los desechos.
Tal y como indica el organismo, los resultados revelan grandes agregaciones de basura y desechos dentro de estructuras flotantes científicamente conocidas como "regueros" que pueden llegar a tener varios kilómetros de longitud y que resultan de la convergencia de las corrientes marinas y el efecto del viento en la superficie del mar. Según recoge la investigación, la cantidad de plástico flotante en el Mediterráneo podría abarcar una superficie de aproximadamente 95 kilómetros cuadrados (km/2) durante el periodo 2015-2021, lo que equivale a unos 7.500 campos de futbol.
De cara a futuras misiones espaciales, el equipo investigador sugiere instalar sensores específicos para la detección de plásticos en los satélites. Según el estudio, esto multiplicaría por veinte la capacidad de detección del plástico en el Océano. Además, esta información podría compararse con otros factores ambientales para mejorar la comprensión de los mecanismos que transportan los desechos plásticos de la tierra al mar y guiar mejor las actuaciones y regulaciones para combatir esta forma de contaminación marina que afecta tanto a la biodiversidad como a los recursos pesqueros y al turismo.
Asimismo, el estudio concluye que factores como la densidad de población, la geografía o el régimen de lluvias influyen significativamente en la acumulación de basura en el mar. Por ejemplo, los países o ciudades desérticas contribuyen mucho menos al problema, mientras que en las zonas con más precipitaciones, la acumulación de basura resultante de emisiones ocurridas en los días y semanas anteriores es mucho mayor, especialmente cuando ocurren lluvias torrenciales.
Finalmente, el estudio revela que, en su mayoría, la basura de origen continental queda confinada en los primeros 15 kilómetros de mar desde la costa, retornando a esta al cabo de pocos días o meses.
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